Niños y animales - una beneficiosa y espontánea relación

Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.

Mahatma Gandhi

Político y pensador indio (1869-1948)

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"Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales." 

Mahatma Gandhi - político y pensador indio (1869-1948)

Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.

Mahatma Gandhi

Político y pensador indio (1869-1948)

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Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.

Mahatma Gandhi

Político y pensador indio (1869-1948)

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Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.

Mahatma Gandhi

Político y pensador indio (1869-1948)

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El hecho de relacionarse con un animal constituye una forma de asimilar las reglas de la comunicación no verbal y desarrolla la capacidad de intuición. Asimismo, el contacto físico, las caricias, los mimos y el rascar al animal le permiten desarrollar la experiencia táctil, aportándole seguridad en sí mismo y en las relaciones con los demás.

Los entendidos aseguran que en compañía de los animales los niños crecen más tranquilos y seguros de sí mismos, una buena convivencia entre las mascotas y los niños aporta muchos beneficios al desarrollo de los pequeño y si bien los perros y los gatos son los preferidos, los conejos domésticos, los canarios y los peces de colores tampoco resultan indiferentes a los pequeños. 

Los más pequeños no son capaces de entender la diferencia entre el cachorro y los peluches. Ante sus ojos, el animal constituye un objeto curioso que puede manipular a placer. El niño realiza un "experimento de socialización". Con el paso del tiempo alrededor de los cuatro años, empieza a establecerse una verdadera relación. El cachorro se convierte en un compañero insustituíble, el niño empieza a tratarle como a un compañero de juegos y es cuando nace la auténtica relación: el animal se convierte en su amigo del alma y en su confidente.

Las mascotas satisfacen el deseo de independencia y de apoyo de los más pequeños y, por otro lado, el niño aprende a ofrecer ayuda y protección a su animal. Deberá aprender a no molestarlo mientras come o duerme, a limpiar la caja o el plato de la comida y a tratarlo con delicadeza, desarrollando así el sentido de la responsabilidad.

Es una influencia positiva tambien para los adultos e incluso entre los adolescentes, que se encuentran en una fase de desarrollo en la que se sienten incomprendidos y los animales actúan de manera estabilizadora.

"Todos los niños deberían tener dos cosas: un perro, y una madre que les deje tener un perro”. Aprenden a relacionarse con los demás, a dar y recibir amor, a ser tolerantes y ésto redundará en el bien de los animales, de los niños y de la sociedad. 

"El peor pecado que cometemos contra nuestros amigos los animales no es odiarlos, es ser indiferentes con ellos. Esa es la esencia de lo inhumano."

George Bernard Shaw - escritor irlandés, Nobel de literatura en 1925 (1856-1950)