"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

viernes, 23 de abril de 2021

Edad ? - ... ilusiones convertidas en esperanza ...

"¿Sabe cuál es mi enfermedad? La utopía. ¿Sabe cuál es la suya? La rutina. La utopía es el porvenir que se esfuerza en nacer. La rutina es el pasado que se obstina en seguir viviendo."
Víctor Hugo - poeta, dramaturgo y escritor francés (1802-1885)

Aunque mantengamos la ilusión, entusiasmo, voluntad y esperanza en todos los aspectos, canas, recuerdos, melancolías y achaques de salud nos llaman la atención para decirnos en que etapa de la vida estamos, es cuando empiezan faltar las energías, y todo se vuelve cuesta arriba.

De la pluma del escritor y cronista asturiano José Antonio Coppen,  encontramos un texto que por mucho tiempo circuló en las redes como de autor anónimo y que tambien fuera erróneamente atribuído al escritor portugués y Nobel de literatura José Saramago, que trasmite optimismo, haciéndonos reflexionar sobre las peculiaridades de cada etapa de la vida y como disfrutarlas. Como contrapartida a la juventud siempre estará la experiencia de lo vivido.

Que cuántos años tengo?
Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo...
¡Qué importa eso!
Tengo la edad que quiero y siento.
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido.
Tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
No quiero pensar en ello.

Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo
que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer
lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos
y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir: Eres muy joven, no lo lograrás.
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero
con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones
se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse
en el fuego de una pasión deseada.
Y otras en un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No necesito marcarlos con un número, pues
mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino
derramé al ver mis ilusiones rotas... valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida
y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
 

Qué importa cuántos años tengo…o cuántos espero, si con los años que tengo, ¡Aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!
... ...

Arrugas y achaques son ley de vida, no existe alternativa, es envejecer, asumir y vivir. Sin importar la edad que aparezca en los documentos importa la edad que está en los sentimientos, las ilusiones y la  voluntad.

mantener una actitud positiva frente a la vida

Este contenido ha sido publicado originalmente en Vanguardia.com en la siguiente dirección: http://www.vanguardia.com/vida-y-estilo/galeria/228634-tengo-la-edad-que-quiero-y-siento. Si está pensando en hacer uso del mismo, recuerde que es obligación legal citar la fuente y por favor haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. Vanguardia.com - Galvis Ramírez y Cía. S.A.
mantener una actitud positiva frente a la vida

Este contenido ha sido publicado originalmente en Vanguardia.com en la siguiente dirección: http://www.vanguardia.com/vida-y-estilo/galeria/228634-tengo-la-edad-que-quiero-y-siento. Si está pensando en hacer uso del mismo, recuerde que es obligación legal citar la fuente y por favor haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. Vanguardia.com - Galvis Ramírez y Cía. S.A.
Seamos positivos,  ... elijamos la edad ... en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten en esperanza.
No hay que buscar las utopias mirando el horizonte, sino caminando siempre sin detenernos, soñando con la utopías de mañana. 

imagen: Carrie Vielle

"En la utopía de ayer se incubó la realidad de hoy, así como en la utopía de mañana palpitarán nuevas realidades."
José Ingenieros - Filósofo y psicólogo argentino (1877-1925).
  

sábado, 10 de abril de 2021

Lujos? - aprender a ponderar

 “La vida de uno tiene valor siempre que se atribuya valor a la vida de los demás, por medio del amor, la amistad, la indignación y la compasión”. Simone de Beauvoir – filósofa y escritora francesa (1908.1986)

Claro que todos no medimos ni valoramos con la misma vara, somos individuos diferentes y únicos, por tanto no tenemos iguales vivencias, cultura que nos influya, ni estímulos de igual entorno, si consideramos que salimos de puntos de partida diferentes seguramente miraremos desde diferente  perspectiva, y aún teniendo la misma, las circunstancias del momento pueden hacer la diferencia. 

Pero no se trata sólo de valorar, sino cuando lo hacemos. Como humanos que somos generalmente tendemos a tropezar con la misma piedra más de una vez y reconocemos, damos valor y nos lamentamos por aquello que perdemos cuando muchas veces ya es tarde.

No es malo el lujo en si mismo, por el contrario es bueno vivir bien y sentirse satisfecho, mientras no se convierta en el 'leitmotiv' de la vida, por eso quiero compartir algo que leí por ahí, del que no conozco autor, referido a las cosas que pese a saber, con frecuencia olvidamos, y no está sobrando el recordarlo. 

‘Nos hicieron creer que el lujo era lo raro, lo caro, lo exclusivo, todo aquello que nos parecía inalcanzable … Ahora nos damos cuenta que el lujo eran esas pequeñas cosas que no sabíamos valorar cuando las teníamos y ahora que ya no están, las echamos de menos.



Lujo es estar sano.

Lujo es no pisar un hospital.

Lujo es  poder pasear por la orilla del mar.

Lujo es salir a las calles y respirar sin mascarilla.

Lujo es reunirte con toda tu familia, con tus amigos.

Lujo son las miradas.

Lujo son las sonrisas.

Lujo son los abrazos y los besos.

Lujo es disfrutar cada amanecer.

Lujo es el privilegio de amar y de estar vivos.

Todo eso es un lujo y no lo sabíamos …'

... ...

Un concepto, -el lujo- que podríamos definir de alguna forma entre el afán de confort y el desmedido despilfarro, incluyendo en su término medio la obtención de aquellos bienes inalcanzables en algún momento de la vida, y que han quedado prendidos en las vivencias,  frustraciones o anhelos insatisfechos de quien lo desea, o esos otros que por razones diversas, son de difícil obtención en condiciones habituales.

Una idea variable en el tiempo y dinámico en cuanto la sociedad va cambiando sus gustos y necesidades, pero siempre refiriéndose a lo material con un tinte de extravagante y caprichoso en algunos casos y en otros unido a la reivindicación alcanzada por un bien imprescindible como el acceso al agua para muchos, dejando de considerar lo que en ésta nota se señala, esos bienes intangibles que hacen a las emociones y sentimientos que acompañan al ser humano.

No estoy segura de si 'nos lo hicieron creer', o nosotros 'quisimos creerlo', en pos de ese afán consumista que nos acompaña, pero lo cierto es que es bueno recordarlo, reflexionar y darle cabida en nuestra vida a lo que es genuinamente importante.

“Estamos tan comprometidos en hacer cosas para lograr propósitos de valor externo que olvidamos el valor interno, el éxtasis asociado con estar vivo, de eso se trata”. Joseph Campbell - mitólogo y escritor estadounidense (1904-1987)


jueves, 1 de abril de 2021

Pascua, Misterio y Fé - ... la celebración en un país laico por excelencia

"El gran regalo de la Pascua es la esperanza; la esperanza cristiana que nos hace tener esa confianza en Dios, en su triunfo final, y en su bondad y amor que nada puede quebrantar". Basil Hume – monje benedictino, arzobispo y cardenal inglés (1923-1999)

Semana Santa es una de las conmemoraciones religiosas cristianas más extendidas del mundo, un ensamble de misticismo, tradiciones y fe, y Pascua la aceptación del Misterio de la Cruz y Cristo resucitado. Sin embargo en Uruguay, es una celebración casi perdida desde la perspectiva religiosa, convertida cada vez más en una experiencia personal, íntima, privada, devenida al decir de los historiadores en una suerte de ‘ghetto’, que para aquellos que crecieron alguna vez en la fé cuesta mantener, casi invisible dentro del sincretismo cultural del que participa por éstos días, donde los cambios culturales, políticos y religiosos van modificando las formas de pensamiento de la sociedad.

Cada quien tiene sus creencias y a ellas se debe, el avance -en muchas partes del mundo-, de la secularización, supone una crisis, alejamiento y declive de la religioso, una dificultad para sostener una búsqueda espiritual y en mi país, una sociedad que desde hace más de un siglo en su proceso modernizador ha separado los poderes del estado y la iglesia, ha fomentado lo laico en su máxima expresión, no propiciando –sin cercenarlo- las manifestaciones religiosas, ha creado una identidad propia que lleva a que éstas celebraciones terminen siendo una pálida y tímida expresión de la que únicamente participan un reducido número de fieles que mantienen sus creencias cristianas y las practican.




No pretendo hacer de ésto un estudio antropológico, Viendo el mundo y los cambios culturales de la humanidad parecería lógico pensar que tal vez la religión no tiene futuro y viendo mi entorno cercano, vuelvo a un tema complejo si los hay el de la laicidad donde surgen claramente las sensibilidades y opiniones contrapuestas de la sociedad colocando la Pascua de Resurrección en un lugar donde el significado del Cristo como símbolo del resurgimiento espiritual del hombre, queda desvirtuado, minimizado, relegado, convertido en días de descanso o de actividades recreativas, así como conocido y representado por los tradicionales huevos de chocolate que se regalan en esos momentos.

En éstos tiempos de pandemia somos testigos, por un lado del desesperado afán de creer y confiar en los avances de la ciencia, y por otro del tímido resurgimiento en muchos, de la necesidad de aferrarse a la fé buscando en lo religioso –aunque de manera individual- la esperanza y certezas que la ciencia no da. No queremos enfrentar ateísmo o agnosticismo con religión, ciencia y espiritualidad pueden convivir en un mundo tolerante y sobre todo porque creemos que tan importante como la celebración de una Semana Santa, es vivir cada día de una forma que no contradiga la esencia de ella.  

Por ello y a pesar de ello queremos mantener nuestro espíritu, adaptándonos a las circunstancias del entorno y el momento, pero permaneciendo de alguna manera en el simbolismo cristiano de éstas fechas, momento de reflexión, entendiendo y aceptando la diversidad en las formas de creer así como la tolerancia y respeto necesarios para la convivencia en esa diversidad, sintiéndonos libres para, una vez más, con fé, ..., desear al mundo: … ‘Felices Pascuas!!’ .

Fuentes: https://seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol3/9/009_roguet.pdf                              https://journals.openedition.org/assr/21270?lang=es                 https://www.eltiempo.com/vida/reflexion-sobre-las-religiones-durante-las-crisis-482582   

"Que la alegría de la resurrección nos levante de la soledad, la debilidad y la desesperación a la fuerza, la belleza y la felicidad". - Floyd W. Tomkins – diácono estadounidense rector de la iglesia de la Santísima Trinidad en Filadelfia (1850-1932)