"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

miércoles, 27 de enero de 2016

'The Poison Garden' - una atracción botánica, una invitación al absurdo

“El peligro es el gran remedio para el aburrimiento.” 
Grahan Green - escritor, guionista y crítico británico (1904-1991)  

Con la familiaridad, cercanía y costumbre, viene la confianza, el descuido y el desprecio por el peligro, de eso se trata, y por ello la precaución y las rejas que encierran la gran cantidad y variedad de plantas que se encuentran y exhiben en el Jardín Venenoso de Alnwick, uno de los muchos jardines del Castillo de Alnwick, en el condado de Northumberland, Inglaterra, propiedad de los duques de Northumberland y abierto al público para ser visitado desde el año 2005.

Un espacio inspirado en la Edad Media, diseñado por el arquitecto paisajista belga Peter Virtz y que nos remonta a los mortales prados de Padua en Italia, donde los Medicis en el Jardín Botánico cultivaban plantas algunas medicinales, narcóticas, alucinógenas y/o muchas venenosas, allá por el año 1500, que cumple con la condición de ser original, e intenta educar mediante la divulgación e información de manera no convencional.



Allí se encuentran especies como la belladona, el tabaco y la mandrágora, el cannabis y la coca, así como la cicuta o el ricino y el objetivo de mantenerlo es el de informar a los visitantes sobre los riesgos de muchas de esas plantas, algunas de ellas realmente hermosas a la vista pese a su mortalidad.

'The Poison Garden', una atracción botánica, curiosa, 14 acres (algo más de 5 hectáreas y media) de zonas verdes donde además se encuentran esculturas, un jardín con cerezos, un laberinto de bambú y donde a pesar de las indicaciones de no tocarlas, olerlas o ingerirlas y de las vallas de resguardo, tras las cuales se exhiben las plantas y arbustos, el peligro latente existe y hace pensar que el recorrido por éste hermoso y muy peligroso lugar es una invitación al absurdo, coqueteando con la muerte.

"Cualquier hombre, a la vuelta de cualquier esquina, puede experimentar la sensación del absurdo, porque todo es absurdo".
Albert Camus – novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista francés (1913-1960)
 

martes, 26 de enero de 2016

Los años - cuando cada segundo vale la alegría

“En la vejez no hay lugar para cobardes.”
Henry Louis Mencken - periodista, editor y crítico social estadounidense (1880-1956)

Así como cuando somos niños queremos ser mayores, deslumbrados por lo que vemos hacen los adultos que nos rodean, y cuando jóvenes  impulsados por el natural afán de ser dueños de nuestras decisiones en ese querer sentirnos independientes, cuando llegamos al otro extremo de la vida, sintiéndonos mayores, cuando en ocasiones los años -cronológicamente hablando-, y el resultado de lo vivido nos hacen notar el desgaste producido por el paso de esos años, hace difícil que nos encontremos cómodos como en la juventud y lo aceptemos de buen grado.

Habrá quienes caerán en la depresión de verse avejentados físicamente y les costará aceptarlo, habrá también quienes apelando a la coquetería tratarán de evitar pensar en la edad y jamás sabremos los años que llevan porque no lo dirán, y encontraremos las excepciones que asumirán con alegría el momento presente aceptando con orgullo haber llegado y sobre todo haber vivido lo que los años le han permitido con el consiguiente bagaje de experiencia acumulada.

Muchos textos circulan en la web sobre el tema, yo elegí el que aquí les dejo del que desconozco el autor.




¿A qué edad he llegado?...
Mis pensamientos vuelan y respondo …


La edad en que se olvidan los rencores.
La edad en que se perdonan los errores.
La edad en que lo más mínimo tiene importancia y en que lo que más importa pasa y puede esperar un poco.
La edad propia para amar con las ansias guardadas.
La edad de perdonar y pedir que me perdonen.
La edad en que veo a mis hijos crecer y hacer su vida.
La edad en que las lágrimas afloran dulcemente y rápidamente por mis mejillas.
La edad en que la sonrisa brota de mis labios a la menor indicación de la dulzura.
La edad, "amigos" en que esta palabra resuena con alegría en mis oidos.
La edad en que amo, y permito que me amen.
La edad en que todo pasa y deja huella.
La edad de los recuerdos y los olvidos
La edad en que cada segundo vale la alegría
La edad que nunca voy a olvidar
… …

Hombres y mujeres tal vez con diferentes percepciones, recorren iguales etapas de la vida, y aún en aquellas situaciones en que aparezcan enfermedades –mientras éstas no invaliden- no deberían impedir que aceptemos el paso de los años con la serenidad de sentirnos conformes con nosotros mismos, sin tratar de ponernos en el lugar equivocado, que cada edad tiene sus peculiaridades.

Cada etapa –según como decidamos transitarlas- podrán ser tristes, solitarias si nos aislamos, absurdas si pretendemos vivir como si fuéramos jóvenes eternos o bellos momentos si decidimos aceptar la magia de lo que nos toque vivir, la experiencia adquirida en el camino y nuestra propia esencia serán lo que nos mantengan dinámicos, lúcidos, alegres, con ilusiones, dispuestos a ser felices, que para eso estamos aquí y la vida no tiene fecha de caducidad.

Disfrutemos nuestros años hasta el final, cada etapa tendrá su encanto, habrá momentos felices y sinsabores, de nosotros depende desde que perspectiva y con que actitud queremos vivirlos.

“Envejecer no es juventud perdida, sino una nueva etapa de oportunidad y fuerza.”
Betty Friedan  - teórica y líder del movimiento feminista estadounidense en las décadas del 60-70 (1921-2006)
 

lunes, 25 de enero de 2016

Buen gusto, mal gusto - evaluando lo bello de lo que no lo es ?

“El buen gusto es arte, está en el justo medio, como la virtud: entre la necedad del vulgo y la de los elegidos.”
Jean Edmond Cyrus Rostand - escritor, biólogo, filósofo y académico francés (1894-1977)


El gusto es uno de los cinco sentidos de los seres vivos, mediante el cual se perciben y se reconocen los diferentes sabores de las cosas, pero también y en un sentido simbólico es lo que nos permite evaluar o cuando menos hacer el intento de  describir, comprender y explicar lo bello de lo que no lo es, difícil de explicar ya que la facultad de evaluarlo involucra múltiples facetas, desde lo cultural, estético, y no está relacionado al entendimiento sino a las emociones y sensaciones que percibimos.


Cuántas veces refiriéndonos a la forma de vestir, de actuar, o del lugar donde vive alguien que conocemos catalogamos su buen o mal gusto, igualmente cuando hablamos de un espectáculo teatral o refiriéndonos al aspecto de una ciudad cualquiera, hasta alguna forma de conducirse de las personas, y debemos recordar que los parámetros con los que medimos han ido cambiando a través de diferentes épocas, acompasando hábitos culturales y sociales en el tiempo.

A través de ese ‘gusto’ juzgamos conocimientos, costumbres, objetos, arquitectura, artes y naturaleza, claro que además hay que considerar que en la actualidad la mezcla de culturas, etnias, grandes y continuas corrientes migratorias, influencias heredadas de nuestros antepasados, unidos a la modernidad y lo personal que cada uno le agregue, hace muy complejo catalogar el buen o mal gusto de alguien con respecto a algo.

No es difícil encontrar mezclas inimaginables de adornos en cualquier casa, donde veremos juntos una porcelana francesa, pequeñas figuras en marfil de estilo chino o japonés, algún cenicero de cristal italiano, junto a vasos de vidrio común, lámparas modernas y cada detalle estará asociado a un recuerdo o una circunstancia importante para nuestra vida, por lo que el buen gusto tal vez deba ser medido en función de la gratificación que nos produzca contemplarlo y sentirlo nuestro.

Un tema interesante, en que es común asociar el buen gusto a cierto status social alto, distinguido y al mal gusto con lo vulgar –ambos extremos relacionados a la capacidad económica-, por demás complejo, en el que no es nuestra intención profundizar, sólo señalarlo como una manifestación espontánea, cambiante, reflejo de la educación y el ambiente en que crecemos, de la sociedad en que vivimos al que la impronta personal da el toque final.

imagen: Boyan Bolyarski

“El buen gusto como norma equivale a una amonestación para que neguemos nuestro sincero gusto y lo sustituyamos por otro que no es el nuestro, pero es ‘bueno’.”
José Ortega y Gasset - filósofo y ensayista español (1883-1955)

 

sábado, 23 de enero de 2016

'... un momento para pensar en Dios' - un poema de Luis A. Spinetta

“El arte hace los versos, pero sólo el corazón es poeta.” 
Andrea Chénier – poeta francés (1762-1794)

Conocido como El Flaco, Luis Alberto Spinetta fue un cantante, guitarrista, poeta, escritor y compositor argentino de rock, considerado uno de los más importantes y respetados músicos en Hispanoamérica.

De su autoría es el libro de poemas Guitarra Negra del que aquí transcribo el poema II.



Estoy en una playa
en la que los vientos hablan a mis oídos
en la que la arena se humedece como una mejilla
y las botellas le han sido incrustadas.

 
Estoy tan amigablemente solo
mirando la orilla que va cambiando,
que escucho varias voces internas
y no sé cuál es la que me habla.


Es un momento para pensar en Dios
(comprender que somos parte de una
totalidad que nos contiene).


Es la hora en la que toda luz se desespera por brillar
y toda mi sombra se estremece al sentirse sabida.

… …

Un inspirado poema con influencias del surrealismo, para leer, reflexionar, disfrutar …

“La poesía es el género de la sinceridad última e irreversible.” 
Mario Benedetti – escritor uruguayo (1920-2009)