"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

jueves, 11 de febrero de 2021

'x ts’unu’um' o 'Huitzilin', el colibrí, ... y la leyenda - Mayas y Aztecas entretejiendo historias

“Colibrí tierno como un recién nacido /dulce como la miel /frágil como dos enamorados /fuerte como el guerrero de la luz.” (fragmento)
Walter Trujillo Moreno – sicólogo y escritor ecuatoriano contemporáneo


El colibrí es un género de aves, de pequeño tamaño, plumaje colorido, extendidas por América en casi su totalidad, de las que existen más de 300 variedades, ágiles en el vuelo, únicas aves capaces de flotar y volar hacia atrás, frágiles, y al mismo tiempo valientes luchadores, que se alimentan del néctar de las flores.

Recibe distintos nombres según la región, tucusitos, picaflores, chuparrosas, huichichiquis, o por su nombre en lenguas indígenas: huitzilli en náhuatl, x ts’unu’um en maya, tzunún en huasteco o Jun en totonaco, entre otras, relacionando los nombres con los sonidos que producen sus cantos o los producidos por las plumas, atribuyéndoles a sus plumas, -en algunas tradiciones- cualidades mágicas, formando parte además de varias leyendas de la mitología de diferentes etnias.

Tal vez unas de las más conocidas son las leyendas que cuentan la tradición maya y azteca, y que aquí les dejo.


Cuenta la leyenda Maya ...

Se dice que los Dioses crearon todas las cosas en la Tierra y al hacerlo, a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo. Cuando ya habían terminado, se percataron de que necesitaban también a un encargado de llevar sus deseos y pensamientos de un lugar a otro. Necesitaban un mensajero.

Como ya no les quedaba ni barro ni maíz para hacer más seres, tomaron una piedra de jade y con ella tallaron una flecha muy pequeña, entonces soplaron sobre ella y la pequeña flecha salió volando. Y la flecha, … cobró vida, pues los dioses habían creado al x ts’unu’um (colibrí), nació tan frágil como bello, y podía acercarse a las flores más delicadas sin mover un solo pétalo, sus plumas brillaban bajo el sol como gotas de lluvia y reflejaban todos los colores del arco iris.

Los hombres trataron de atrapar a esa hermosa ave para adornarse con sus plumas. Los Dioses al verlo, se enojaron y dijeron: “si alguien osa atrapar algún colibrí, éste morirá”. Por eso es que nadie ha visto alguna vez a un colibrí en una jaula, ni tampoco en la mano de un hombre.

De ésta forma es que esta misteriosa y delicada ave ha podido llevar a cabo el encargo de los Dioses: ‘El colibrí lleva de aquí para allá los pensamientos de los hombres’.

Si alguien te desea un bien, el colibrí –esa bella y pequeñita criatura de la creación-. tomará ese deseo y lo llevará hacia ti, es el ave que lleva los sueños y los deseos, trayendo felicidad a quien las observa.

A su vez es una metáfora que invita a la reflexión sobre la libertad y los pensamientos. Puedes privar a una persona de su libertad pero no puedes restringir ni coartar la libertad de sus pensamientos.

No hay nada más libre que el pensamiento... Por eso nació el colibrí, ligero y sutil, libre.


Cuenta la leyenda Azteca ...

Los aztecas, también llamados “mexicas”, consideraban a los colibríes como valientes y visionarios guerreros, porque, a pesar de su pequeño tamaño, cuentan con una agilidad y velocidad sin igual. además de saber constantemente el rumbo que deben seguir para encontrar lo que escudriñan, haciéndolo rápidamente, con certeza y precisión, por lo que no debe extrañar que el colibrí se haya convertido en el símbolo de su principal dios: Huitzilopochtli, dios que poseía el poder del sol y la guerra. Cuentan que esta deidad guió a los venidos de Aztlán, o la mítica tierra natal de los mexicas, hacia el lugar donde terminarían fundando Tenochtitlán, la capital del Imperio Azteca.

En la lengua náhuatl hablada en esa zona de México al colibrí se le dice ‘Huitzilin’ que significa ‘siempre en movimiento como nuestro corazón’ se les considera inmortales, https://hablemosdefamilia.com/ocio/leyenda-del-colibri/ señalando que los guerreros caídos renacían como ésta ave.

Las creencias en el México antiguo, decían que el dios Huitzilopochtli, renacía cada mañana del vientre de Coatlicue, (la madre tierra) y la deidad se alimentaba de sangre y corazones humanos, por lo que sacrificaban a los prisioneros de guerra y los ofrendaban, así como a sus guerreros muertos en batalla.

Esos guerreros y/o prisioneros formaban parte del brillo del sol por cuatro años y luego de ese tiempo se liberaban renciendo en cuerpos de colibríes. Lo que le da un cierto misticismo a la leyenda.

Las leyendas y mitos a modo de relato han moldeado e influído  sobre hechos históricos arraigando en las diferentes culturas y llegando a extremos donde esa delgada línea que separa mito de realidad se desdibuja haciendo que esas historias terminen convirtiéndose en enseñanzas, educando a través de metáforas, moralejas, misticismo y grandes héroes.

No existe lugar de la tierra, ni cultura, ni época que escape a dicha condición, de acuerdo a una frase del filólogo Georges Dumézil “Un país sin leyendas se moriría de frío. Un pueblo sin mitos está muerto”, y dentro de ese contexto encontramos la ‘Leyenda del colibrí’ que a sido partícipe de la cultura Maya y tambien Azteca, aunque los relatos difieren totalmente.

Rescatar del olvido las leyendas indígenas, es casi una obligación para los nacidos en tierras americanas, un ineludible compromiso hacerlas conocer, divulgándolas para que otras gentes las conozcan y todos podamos sorprender y disfrutar la sabiduría que ellas encierran, que son parte de la riqueza cultural de los habitantes originarios, y que de ellos hemos recibido.

Fuente:
http://comoeneltianguis.com.mx/2012/07/14/la-leyenda-maya-del-colibri/
https://hablemosdefamilia.com/ocio/leyenda-del-colibri/señalando que los guerreros caídos renacían como ésta ave.

"Los mitos y la ciencia cumplen una función similar: ambos ofrecen a los seres humanos una representación del mundo y de las fuerzas que se supone que lo gobiernan. Ambos fijan los límites de lo que se considera como posible."
François Jacob  - biólogo francés (1920-2013)
 

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