Jean Edmond Cyrus Rostand - escritor, biólogo, filósofo y académico francés (1894-1977)
El gusto es uno de los cinco sentidos de los seres vivos, mediante el cual se
perciben y se reconocen los diferentes sabores de las cosas, pero también y en
un sentido simbólico es lo que nos permite evaluar o cuando menos hacer el
intento de describir, comprender
y explicar lo bello de lo que no lo es, difícil de explicar ya que la facultad
de evaluarlo involucra múltiples facetas, desde lo cultural, estético, y no
está relacionado al entendimiento sino a las emociones y sensaciones que
percibimos.
Cuántas veces refiriéndonos a la
forma de vestir, de actuar, o del lugar donde vive alguien que conocemos catalogamos
su buen o mal gusto, igualmente cuando hablamos de un espectáculo teatral o
refiriéndonos al aspecto de una ciudad cualquiera, hasta alguna forma de
conducirse de las personas, y debemos recordar que los parámetros con los que
medimos han ido cambiando a través de diferentes épocas, acompasando hábitos
culturales y sociales en el tiempo.
A través de ese ‘gusto’ juzgamos
conocimientos, costumbres, objetos, arquitectura, artes y naturaleza, claro que
además hay que considerar que en la actualidad la mezcla de culturas, etnias, grandes
y continuas corrientes migratorias, influencias heredadas de nuestros antepasados,
unidos a la modernidad y lo personal que cada uno le agregue, hace muy complejo
catalogar el buen o mal gusto de alguien con respecto a algo.
No es difícil encontrar mezclas
inimaginables de adornos en cualquier casa, donde veremos juntos una porcelana
francesa, pequeñas figuras en marfil de estilo chino o japonés, algún cenicero
de cristal italiano, junto a vasos de vidrio común, lámparas modernas y cada
detalle estará asociado a un recuerdo o una circunstancia importante para nuestra vida, por lo que
el buen gusto tal vez deba ser medido en función de la gratificación que nos
produzca contemplarlo y sentirlo nuestro.
Un tema interesante, en que es
común asociar el buen gusto a cierto status social alto, distinguido y al mal
gusto con lo vulgar –ambos extremos relacionados a la capacidad económica-, por
demás complejo, en el que no es nuestra intención profundizar, sólo señalarlo
como una manifestación espontánea, cambiante, reflejo de la educación y el
ambiente en que crecemos, de la sociedad en que vivimos al que la impronta
personal da el toque final.
imagen: Boyan Bolyarski
José Ortega y Gasset - filósofo y ensayista español (1883-1955)
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