Mary H. Waldrip - enfermera inglesa contemporánea .
Que l@s abuel@s actuales están lejos de ser amoros@s
viejit@s que cocinan rico o tejen abrigado no se puede negar, pero también es
cierto que ser abuel@ es recuperar la alegría de vivir, tratando de
lograr una convivencia divertida y enriquecedora.
El sistema ha cambiado y las necesidades también.
Estar con los nietos es una maravilla, ver como empiezan a comer, andar, hablar
y todos sus progresos es una etapa que cualquier padre y abuelo querría vivir. Sin embargo
también hay que verlos llorar, quejarse, romper, desobedecer y todas esas cosas
que los niños hacen, que suelen cansar a los adultos, por la propia edad que
tienen.
El perfil de abuel@ ha ido cambiando a pasos
acelerados. Hoy, generalmente son personas relativamente jóvenes en relación a
la larga expectativa de vida por delante, con proyectos y actividades propios.
Tanto es así que la imagen de la función de l@s abuel@s de antes hoy pasó a ser
patrimonio de l@s bisabuel@s.
L@s abuel@s pueden narrar historias, leer cuentos. o disfrutar su tiempo junt@s con diversos juegos. Tomarse el tiempo para planearlo creará vínculos y recuerdos para toda la vida. La presencia de los abuelos en la vida de sus nietos es un recurso muy valioso en todos los sentidos. Ellos pueden contribuir con su experiencia, sus cuidados, y consejos.
Cada persona vive su abuelazgo a su manera; según el momento que transita. Hoy l@s abuel@s tienen vida más allá de sus nietos y de sus hijos. Las expectativas del rol de l@s abuel@s de una generación atrás implicaban dedicación, tiempo, disponibilidad y -en muchos casos-, incondicionalidad con relación a las necesidades de sus hijos en todo lo vinculado con la atención y el cuidado de los nietos.
Hay que encontrar el equilibrio para colaborar sin sustituir, disfrutando de esa privilegiada relación de amor incondicional y enriquecimiento mutuo.
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