Buda Gautama - religioso hindú, fundador del budismo (563-483)
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
"Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño
infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan
solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure
porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan
solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás
contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te
regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo
pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un
bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de
darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que
siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta
en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el
servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo
roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la
seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la
tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un
reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del
reloj."
fragmento de "Historias de Cronopios y de famas" - Julio Cortázar
...
Otra forma de mirar las cosas contada de manera magistral, el apego que tenemos a las cosas materiales y nuestra preocupación incesante por el tiempo y las convenciones..
Una invitación a pensar en el tiempo que ha quedado dentro en un objeto. Ese
pensamiento nos lleva a una afirmación falsa: el tiempo está
marcado en y por las manecillas del reloj.
Sin embargo la medida -así se puede entender- no está en el movimiento mecánico del reloj, sino en la posesión del mismo. La importancia no es si ha pasado una hora o no, sino la forma del
reloj, el estilo del mismo, la marca de él y su relación con otros
relojes, poseídos por otras personas, pasando a ser el sujeto.
Al comparar con la hora de la radio, de la vitrina, de otros relojes; o su belleza con la de otros relojes, al afirmar su eficiencia mecánica, se hace por el
reloj, no por el tiempo ni por el hombre.
Existe un doble juego: el reloj se vuelve la subjetividad del
hombre, y el hombre se vuelve en objeto del reloj. El tiempo deja de ser
el interno, el de los sucesos personales y los momentos sensibles,
para pasar a ser el tiempo externo, de las comparaciones materiales.
El hombre definido por sus posesiones cultiva la envidia y el terror, la paranoia y la obsesión, la ilusión de ser lo
que no se es, lo que se tiene, pero puede perderse.
Una simple inversión de los roles, nos convierte en esclavos del reloj, del tiempo de sus ritos, de la comparación de sus bondades, de la admiración de su belleza, así estamos atados a lo material , sin darnos cuenta de que dejamos nuestra
espiritualidad en el camino por "tener", sin pensar en "ser".
Solo un autor como Julio Cortázar podía convertir un hecho cotidiano en una pequeña obra de arte y reflexión.
"Pierde una hora por la mañana y la estarás buscando todo el día".
Richard Whately - Arzobispo anglicano y educador británico.(1787-1863)
Quien podría pensar tanta reflexión a partir de un simple reloj. Muy bueno.
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