En éste actual mundo consumista todo tiene precio. La propia educación que recibimos nos prepara para ello y nos vamos convirtiendo en consumidores. Vamos a fijarnos metas -lo cual es bueno- y vamos a querer una posición, la casa, el auto, etc.
Claro que más allá del precio en si mismo de cada objeto el valor se lo daremos nosotros de acuerdo a la necesidad y urgencia que tengamos del mismo.
Desde la infancia sabemos que cuando queremos obtener algo deberemos pagar por ello, desde un libro hasta las clases para educarnos.
En ocasiones deberemos pagar con dinero, en otras deberemos dar una contrapartida que responda al valor de lo obtenido. Y en ese camino correremos detrás de objetivos sin importar cómo para conseguirlos.
A veces olvidaremos que más importante que esa carrera por competir son los valores, principios y convicciones que están en nuestro interior.
En el transcurrir de la vida iremos descubriendo que existen sentimientos, emociones, momentos, etc. que nos gratifican enormemente y no tienen precio.
Aprendamos a disfrutar de esas pequeñas grandes cosas que nos dan placer. Comencemos por valorarnos a nosotros mismos y luego a reconocer el valor de las pequeñas vivencias cotidianas que nos rodean.
El valor de una sonrisa, la alegría de un niño, el tiempo compartido, la lectura de un libro, la risa espontánea, el perfume de una flor, correr a la orilla del mar, ver una puesta de sol, disponer de tiempo libre, el juego de una mascota, la familia reunida, tener buena salud, dar y recibir un beso, abrazar a los amigos, los recuerdos felices, el canto de los pájaros, el sonido de la lluvia, en definitiva vivir y disfrutar.
Siempre estamos a tiempo para darnos cuenta, la vida es un continuo andar, no nos quedemos en el intento y que cuando queramos reaccionar sea tarde.
"No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita". Regla de San Agustín de Hiponia a sus monjes
La vida, ese continuo andar en el que tenemos que aprender a disfrutar las pequeñas cosas que nos dan felicidad.
ResponderBorrarEs cierto Anónim@, disfrutar de las pequeñas cosas que nos hacen más feliz el "andar". Gracias por comentar.
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