“Es
posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero es seguro que se
podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto.”
Confucio
– filósofo chino (551-478 a.C.)
Buscamos la felicidad,
en eso nos empeñamos con pasión, ilusiones y esperanzas, a veces erramos el
camino, pero retomamos, nos comprometemos, sin embargo la vida es demasiado corta,
cuando jóvenes creemos tener todo el tiempo a nuestro favor, y en un abrir y
cerrar de ojos nos damos cuenta que ya hicimos más de la mitad del
recorrido que posiblemente haremos, considerando el lapso promedio
y la expectativa de vida que todos tenemos, y la felicidad
sigue siendo esquiva o sólo una verdad a medias.
Acontecimientos
graves, dolorosos, que se suceden en el mundo, algunos que todos conocemos,
otros de menos difusión pero igualmente terribles, nos hacen pensar si se puede
realmente lograr la felicidad que anhelamos y recordamos un relato
breve, ‘Mapa del Tiempo’ del escritor uruguayo Eduardo Galeano, que aparece en
su libro ‘Bocas del Tiempo’ y nos cuestiona sobre la manera de entendernos.
“Hace
unos cuatro mil quinientos millones de años, año más, año menos, una estrella
enana escupió un planeta, que actualmente responde al nombre de Tierra. Hace
unos cuatro mil doscientos millones de años, la primera célula bebió el caldo
del mar, y le gustó, y se duplicó para tener a quién convidar el trago. Hace
unos cuatro millones y pico de años, la mujer y el hombre, casi monos todavía,
se alzaron sobre sus patas y se abrazaron, y por primera vez tuvieron la
alegría y el pánico de verse, cara a cara, mientras estaban en eso. Hace unos
cuatrocientos cincuenta mil años, la mujer y el hombre frotaron dos piedras y
encendieron el primer fuego, que los ayudó a pelear contra el miedo y el frío.
Hace unos trescientos mil años, la mujer y el hombre se dijeron las primeras
palabras, y creyeron que podían entenderse. Y en eso estamos, todavía: queriendo
ser dos, muertos de miedo, muertos de frío, buscando palabras.”
… …
Tal vez el mundo equivoca la
forma de relacionarse, el diálogo que debería unirnos parece no
encontrar el interlocutor adecuado, o tal vez somos nosotros quienes no trasmitimos
el mensaje en forma clara, lo cierto es que como dice Galeano ‘… desde hace
unos trescientos mil años, desde ese primer abrazo, buscamos palabras’, … pero
no conseguimos entendernos, nos cuesta tolerar y aceptar al otro, pretendiendo
imponer sin escuchar y tristemente todo indicaría que pasarán otros trescientos mil años en los que seguiremos buscando el abrazo y las palabras que nos permitan encontrar la felicidad.
Inseguridades,
complejos, miedos, defectos son una constante en el ser humano, que ha olvidado
el abrazo, que con sus actitudes cada vez se ve más deshumanizado y más
necesitado de recordar que hay que poner el corazón para que las palabras
alcancen el significado que pretendemos darle, hasta ahora con menguados
resultados.
“La
palabra es el arma de los humanos para aproximarse unos a otros.”
Ana
Maria Matute – novelista española contemporánea
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