“En
la vida hay tres constantes, el cambio, la elección y los principios.”
Stephen
Covey – educador, escritor, conferenciante estadounidense (1932-2012)
La vida es esa sucesión
de días y actividades, en la que a veces somos felices y a veces nos disgustamos,
estudiamos o trabajamos o ambas cosas al mismo tiempo, hacemos proyectos, tenemos
sueños, que según las circunstancias alcanzamos o por el contrario encontramos obstáculos
que nos frustran y enojan, corremos urgidos por exigencias, nos cansamos, nos aburrimos y en ocasiones
pretendiendo buscar un escape viajamos.
En
ese transcurrir dejamos cosas inconclusas, unas por innecesarias, otras porque
a nada nos conducen y sólo son pérdida de tiempo, las desilusiones nos acompañan, no encontramos nada que nos entusiasme y mientras tanto, si el engranaje está bien
aceitado la vida y el tiempo se deslizan del tal modo que vamos entrando en la
temida costumbre donde todo -día a día-, resulta casi igual, sin altibajos
importantes, sin cambios de clase alguna.
Pero
a veces basta un momento para que algo o alguien cambie esa
monotonía y nos movilice, es cuando el puzzle se acomoda y vemos que cada cosa
está en el lugar correcto, que todo resulta estimulante, sentimos que algo en
nuestro interior está vivo, que la risa es más fácil, que podemos 'viajar' en un entorno amigable, el corazón se entibia y el alma se siente feliz sin importar el
motivo.
El
novelista británico contemporáneo Edward Canfor-Dumas lo pone en éstos términos:
”Nada te prepara para el momento en el que
conocerás a la persona capaz de cambiarte la vida. No hablo de conocer a
alguien, enamorarse y tomar la decisión de formar una familia con todo lo que
de ello se deriva. Hablo del encuentro con una persona capaz de alterar,
profundamente, la forma en que ves la vida y de guiarte en un camino del todo
inesperado.”.
Cada
uno sabrá que es lo que logra hacer la diferencia, para unos podrá ser la
amistad enriquecedora con alguien que nos estimula para hacer lo que nos
parecía inalcanzable, para otros la cercanía con un niño especial y su vital
influencia, quizás esa persona con la que compartimos estudio y vivencias, o
alguien que con su conducta nos ayuda a liberarnos de prejuicios inútiles o
criterios obsoletos, pero esa diferencia permitirá que construyamos una vida diferente y motivada para crear nuestro mundo, nuestra realidad, y nos llevará a donde queramos ir..
Y
comprobamos que las ilusiones están intactas, el corazón late apurado, la esperanza y el optimismo
vuelven a pertenecernos, porque esa persona nos hace ‘ver’ de
diferente manera, nos sentimos vitales, estamos bien con nosotros mismos y sabemos que es un derecho al que no debemos renunciar, que siempre es buen tiempo para retomar y hacer todo aquello que postergamos y que así lo haremos hasta el final.
imagen: Igor Morsky
“Dentro
de veinte años lamentarás más las cosas que no hiciste que las que hiciste. Así
que suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus
velas. Explora, sueña, descubre.”
Mark
Twain – seudónimo de Samuel Langhorne Clemens, escritor, orador, humorista
estadounidense (1835-1910)
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