"En cada niño nace la humanidad."
Jacinto Benavente - dramaturgo, director, guionista y productor de cine español, Nobel de Literatura en 1922 (1866-1954)
Las
rivalidades, las burlas así como los afectos están presentes en la relación que
los niños pequeños mantienen con otros niños y si bien es cierto que todos
desde pequeños tenemos determinados rasgos que nos caracterizan, no es menos
cierto que los chicos son el producto del entorno que les rodea, son
influenciables y por tanto repiten conductas copiadas de los adultos.
Ellos
no miden lo que dicen o hacen, ni el daño que pueden causar con sus espontáneas
actitudes, a veces resultado de rivalidades, otras una manera de llamar la atención, sólo piensan en hacer o conseguir lo que quieren, y a su corta edad
no tienen la capacidad de ponerse en el lugar del otro, por lo que padres y
educadores son quienes responsablemente tienen que trasmitirles valores, indicando límites y
sobre todo el amor con que afirmar su crecimiento de manera positiva.
El
brevísimo relato -del que desconozco el autor-, que les dejo, ejemplifica con sencillez, casi con ingenuidad, esas
burlas tan comunes entre niños en las que la diversión está en reírse del
diferente aunque sin tomar en cuenta el dolor ocasionado a quien es objeto de
la misma.
Un
día que estaba en el zoológico, ví a una abuela con su nieta, cuyo rostro
estaba salpicado de "pecas rojas y brillantes" ... Los niños estaban
esperando a que un artista pintase sus caritas con patitas de tigre.
-Tú tienes tantas Pecas que él no va a tener donde pintar- le grito un niño de
la fila en tono burlón
La niña bajó la cabecita ... la abuelita se agachó y le dijo:
-Adoro tus pecas...
-¡Pero yo las detesto! -respondió la niña
-Cuando yo era niña, siempre quise tener pecas- le dijo, pasando el dedo por la cara de la nieta.- ¡Las pecas son tan bonitas!
La pequeña levantó el rostro:
-¿Tú crees que lo son?
-Claro,dijo la abuela. ¿Quieres ver? Dime una cosa más bonita que las pecas.
La pequeña, mirando el rostro sonriente de la abuelita, respondió:
-¡Las arrugas!
La niña bajó la cabecita ... la abuelita se agachó y le dijo:
-Adoro tus pecas...
-¡Pero yo las detesto! -respondió la niña
-Cuando yo era niña, siempre quise tener pecas- le dijo, pasando el dedo por la cara de la nieta.- ¡Las pecas son tan bonitas!
La pequeña levantó el rostro:
-¿Tú crees que lo son?
-Claro,dijo la abuela. ¿Quieres ver? Dime una cosa más bonita que las pecas.
La pequeña, mirando el rostro sonriente de la abuelita, respondió:
-¡Las arrugas!
… …
Lejos estamos de pretender extendernos sobre
los niños y las características que presentan durante el crecimiento en sus
primeros años y sus iniciales contactos fuera del hogar, así como pautas para tratarlos
por parte de quienes los rodean desde el punto de vista psicológico o educativo, sólo lo
hacemos a modo de reflexión y comentario personal.
Algunos
niños son dóciles, otros más inquietos, algunos son dulces, otros más traviesos,
algunos tienen sus peculiaridades pero para todos la ternura, el amor y el
ejemplo con que son criados son el ingrediente principal con que nutrirse, tal
como en éste cuento, pueden hacer que el niño se sienta querido y valorado logrando
que las diferencias no existan, que los ‘defectos’ no sean tales, que el
gordito, el pecoso o el que usa lentes sean iguales, que las bromas y el juego
no lastimen, permitiendo relaciones sanas y adultos luego con vidas felices.
"El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde."
Gabriela Mistral - seudónimo de Lucila de María Godoy Alcayaga, poeta y educadora chilena (1889-1957)
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