Pitágoras - filósofo y matemático griego (569-475 AC aprox.)
¿Hemos pensado en algún momento cuando disfrutamos una taza de chocolate caliente o un exquisito bombón cuál ha sido su origen perdido en el tiempo?
Hace más de 2,500 años, el cacao
ya era cultivado por los mayas, una de las más grandes culturas precolombinas
que alcanzó niveles excepcionales de desarrollo, la producción más importante
estaba en la región de Xoconusco, en la Costa Sur de Guatemala y según sus
mitos un ratón había revelado al dios Ek-Chuah el uso de este manjar y estaba
bajo su protección, preparando con él una bebida que tomaban caliente sin
endulzar.
El nombre “cacao” deriva de la
palabra náhuatl cacahoatl o cacahuatl, que significa “jugo amargo”, y
“chocolate”, lo hace de la palabra maya chocol, esto es, “caliente” y “agua”,
respectivamente. Imágenes de vainas de cacao fueron talladas por los mayas en
las paredes de los templos de piedra en la América Central y los escritos mayas
ya se refieren al cacao como "alimento de los dioses"
Los aztecas aprendieron de los
mayas el cultivo y el uso del cacao, llamando cacahuat al cacao y xocolatl a la
bebida aromática que se obtenía de sus frutos, siendo el xocolatl apreciado
como reconstituyente para dar fuerza y despertar el apetito sexual, tratar la
fatiga, aumentar el peso de los desnutridos, estimular el sistema nervioso,
mejorar la digestión y estimular los riñones.
Las semillas de cacao fueron
llevadas a Europa por primera vez por Cristóbal Colón y presentados a los Reyes
como objetos extraños, maravillosos y curiosos. En los años de la conquista española Hernán
Cortéz lo describió al emperador Carlos V asegurándole que bastaba con una taza
de esa bebida indígena para sostener las fuerzas de un soldado durante todo un
día de marcha.
Fue utilizado como moneda de
cambio, costumbre que perduró hasta años después de la conquista española; de
hecho, Hernán Cortés pagaba a sus soldados con cacao, Y comenzó a enviarlo a
España por lo que pronto se empezó a usar allí como bebida medicinal
fortificante, al principio solo por los nobles de la Corte dada su escasez y
valor, uso que después se generalizó.
El cacao más apreciado en aquella
la Nueva España era el de las provincias de Tabasco y Soconusco por sus
semillas grandes, oleaginosas y de buen sabor, hoy sólo se cultiva en una
estrecha zona delimitada por los trópicos de Cáncer y Capricornio, donde hay
los niveles de calor y humedad necesarios.
El nombre científico del árbol de
cacao es Theobroma dado por el naturalista Carolus Linnaeus en el siglo XVIII y
significa en latín “alimento de los dioses”. Este árbol es símbolo de
abundancia, gobernabilidad y ascendencia (raza, casta) y sirve como un conducto
metafórico por el cual las almas de los humanos y los dioses viajan a través de
la tierra, el cielo y el infierno.
El fruto del árbol de cacao es
una “mazorca”, carnosa, oblonga, amarilla o purpúrea, de 15 a 30 centímetros de
largo; cada mazorca contiene por lo general entre treinta y cuarenta semillas
incrustadas en la pulpa, grandes, del tamaño de una almendra, de sabor amargo,
recubiertas por una pulpa de color blanco y de sabor dulce y acidulado. Esas
son las “habas” o “granos” de cacao, un alimento nutricionalmente muy completo,
un antioxidante natural con efectos beneficiosos sobre la salud cardiovascular
y cerebral y aunque aún falta mucho por investigar desde el punto de vista
científico se podría aplicar la frase de Hipócrates afirmando: “Deja que tu alimento sea tu medicina, y tu
medicina tu alimento”.
Se extendió a través de los años
por Europa, desde Portugal llegó a Africa y fue muy apreciado por Estados
Unidos durante la guerra como parte del alimento de sus tropas.
Un ingrediente que por su
versatilidad puede ser incorporado a preparaciones dulces o saladas y que
cuanto más amargo y más oscuro sea mejores beneficios aportará hoy convertido
en alimento de prácticamente todos los pueblos del planeta que debemos
agradecer a nuestros ancestros indígenas.
"Dios le dio alas a los ángeles y chocolate a los humanos." - Anónimo
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