“En éste mundo pagamos un precio por todo cuanto conseguimos y, aunque vale
la pena tener ambiciones, éstas no se alcanzan con facilidad, sino que exigen
su precio en trabajo, abnegación, ansiedad y descorazonamiento.”
Lucy Maud Montgomery – escritora canadiense (1874-1942)
El dinero no es todo, ni nos está asegurando que el tenerlo o no, defina
nuestro nivel de felicidad, sin embargo, debemos tener claro que todo lo que
obtengamos en la vida tendrá necesariamente -como contrapartida-, un pago que
no necesariamente será dinero, pero que ineludiblemente será lo que tendremos
que entregar a cambio y que nos dará la medida del valor que aquello que
obtenemos tendrá para nosotros.
Tal vez parezca un juego de
palabras, sin embargo es tan claro como que de nosotros depende decidir lo que
vamos a entregar y de ello dependerá la vida que tendremos. Podemos decidir
llevar una vida cómoda, sin obligaciones que nos limiten en tiempo, pero si
somos jóvenes y no sacrificamos la comodidad
a cambio del tiempo dedicado al estudio, ni asumimos obligaciones,
difícilmente podamos llegar a tener la carrera universitaria que deseamos, ni
lograremos hacernos de la casa que vemos tienen otras personas, si no ahorramos
el dinero necesario privándonos voluntariamente de algunos placeres superfluos.
Hacernos responsables de nuestra
vida comienza por entender y asumir que nada es gratis y que cada decisión tomada
implica renunciar a algo en beneficio de obtener algo, tal vez una buena manera
de entenderlo es mirar un poco más allá de lo que a primer golpe de vista en
los demás vemos, como ejercicio para comprender que nada se consigue sin
esfuerzo, compromiso, renunciando a cosas que tal vez nosotros no siempre estamos
dispuestos a ceder, y aún más entender que dispuestos a hacer ese esfuerzo no
siempre el mismo llegará a buen puerto, pero hay que tomar el desafío y arriesgar.
Todos sabemos que algunas cosas
llegan ‘de regalo’, pero esas no tendrán igual valor de lo que conseguimos con el
esfuerzo propio, el que es producto del ejercicio de las decisiones tomadas
libremente y con las que vamos construyendo la vida. Pagar por lo que tenemos
es la mejor forma de sentirnos satisfechos, recordando que lo que no asumimos creyendo
que es igual conformarnos con el menor esfuerzo, también tiene su precio, el de
resignar las oportunidades y posibilidades que podríamos llegar a tener.
“Una cosa
fundamental en la vida es saber lo que se quiere. Primero buscarlo como el que
se asfixia busca el aire y finalmente pagar el precio.”
Fernando
González Ochoa – escritor, filósofo, abogado y diplomático colombiano (1895-1964)
Cada cosa que conseguimos en la vida nos cuesta dinero, sacrificio y/o esfuerzo, lo que no llega de esa manera no lo valoramos como debe ser.
ResponderBorrarMe ha sorprendido el blog, muy bueno. Un saludo.
Gracias Anónimo por tus comentarios, esperamos tu vuelta cada vez que quieras. Un saludo.
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