“Nunca mejora su estado quien muda
solamente de lugar y no de vida y de costumbres.”
Francisco de Quevedo – escritor
español (1580-1645)
Generalmente cuando vemos a alguien desanimado tratamos de sacarlo de esa
situación buscando hacerle entender que ha de valorar y disfrutar lo que tiene en lugar de sentirse mal por lo que no ha conseguido. Tambien lo hacemos en muchas oportunidades con nosotros mismos, lo
leemos en libros de autoayuda, es lo que
nos transmiten en grupos de coaching y de tanto escuchar lo hacemos convencidos
que es la mejor manera de encontrar salidas a las dificultades que nos estancan.
Sin embargo no es igual estar
animado que tener motivos, por mejor animados que estemos, si no buscamos
aquello que ponga en marcha el motor que nos movilice, si no nos fijamos meta y
motivos para alcanzarlas, quedándonos sólo en un buen ánimo a ningún puerto
arribaremos y pasado un tiempo volveremos a caer en ese desánimo que
inicialmente sentimos al no ver cambios que valgan la pena en nuestra vida,
porque cambiar el ánimo varía nuestras emociones pero sin motivos no cambiará
nuestro comportamiento.
Esperar que nos sucedan sólo cosas
buenas es utópico, no siempre las cosas rodaran como esperamos, no siempre
escucharemos las respuestas deseadas, los contratiempos, la ausencia de
argumentos válidos, las injusticias, estarán presentes en la vida, tenemos que
aprender a manejar cada situación sin frustrarnos, cada acontecimiento tiene
un porqué y el transcurrir del tiempo,
nos dará los motivos por los que fue necesario que así sucediera, y aún lo malo
siempre habrá sido aprendizaje y crecimiento.
Tal vez como en el relato del burro
que había caído al pozo, luego de muchas horas de lamentaciones y ante cada palada de tierra
que recibía tratando de enterrarlo logró salir caminando sobre esa misma tierra
acumulada, la reflexión que podemos hacer es que si bien no está en nosotros
controlar todo lo que nos sucede, si podemos tratar, - frente a lo bueno o
malo que se nos presente-, de rescatar lo positivo y minimizar lo malo, teniendo
claro que el buen ánimo y la búsqueda de motivos, ambos complementándose nos permitirán tener una vida
más plena y satisfactoria.
“Rendirse ante la adversidad es
mostrarse de su parte.”
Diego de Saavedra Fajardo – escritor
y diplomático español (1584-1648)
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