"De refranes y cantares tiene el pueblo mil millares." - refrán
Muchas veces sentimos que el
entorno, las circunstancias, la vida misma nos excluyen, nos postergan, no sólo es percibido
como algo personal, también a veces el sentimiento nos alcanza con respecto a
nuestro país, y no encontramos la manera de modificar tal situación pues no
está en nuestras manos hacerlo.
Cuántas veces deseamos presenciar un espectáculo de algún artista, pero nuestro país no está contemplado en el itinerario de la gira que realiza el artista y aunque entendemos que nuestra pequeñez lo justificaría, nos sentimos defraudados. Seguramente en más de una
oportunidad habremos estado en una reunión viendo como el mozo que lleva las
bandejas de bebidas o bocados para servir no llega hasta donde nosotros
estamos, y en la siguiente recorrida en lugar de comenzar por donde quedó en la
vuelta anterior repite idéntico recorrido, por lo que a nosotros jamás nos
llega algo para probar, como si allí no estuviéramos.
En ocasiones
hacemos fila, ordenada y pacientemente esperamos para hacer un trámite hasta
que por motivos ajenos nos cambian el lugar de espera, pasa el recién llegado, debiendo sumarnos al
final de otras personas sin que se respete el lugar que teníamos ni el tiempo
que allí llevamos, lo que nos enoja sobremanera.
Cuántas veces participamos en alguna
reunión social o de trabajo y nos encontramos
en la incómoda situación de ver que quien habla ni siguiera dirige la vista
hacia donde nos encontramos como si no estuviéramos presentes en el lugar, o lo que es peor nos encargan tareas complejas por las que luego no somos tomados en cuenta para reconocimiento que otros reciben, y seguramente
a poco que nos detengamos a pensar encontraremos otras situaciones, en las que
nos sentimos invisibilizados, desvalorizados, perjudicados,
ignorados.
Y allí espontánea surge la conocida
y vieja frase de que nos sentimos como ‘el último orejón del tarro’, esa fruta
conservada en un frasco durante largo tiempo, que no consumimos
totalmente, quedando en el fondo del recipiente uno de esos trozos, ya maltrecho por ser el que al estar en el fondo mantuvo el peso
de los demás, reseco, olvidado, y que sólo comemos -si no decidimos desecharlo-,
cuando no queda otra alternativa posible, como aquellos que son dejados de lado
y sólo tenidos en cuenta cuando ya nadie queda a quien recurrir.
Tal vez si así nos sentimos es
momento de revisar -exceptuando lo que no esté en nosotros resolver-, la
posición que adoptamos en cada situación, ¿porqué miramos con resignación y pesimismo?,
¿cómo podemos apelar a la autoestima para salir adelante?, ¿que actitud adoptar
y que recursos buscar?, ¿y si comenzamos por dejar de aceptar y de compadecernos
a nosotros mismos?, siempre se puede optar, ¿vamos a seguir aceptando ser 'el último orejón del tarro'?, o ¿cambiamos de actitud aunque cueste?, ... la decisión es
nuestra.
imagen: Etam Cru (Bezt y Sainer)/ Street art
"Nadie es lo suficientemente pequeño o pobre para ser ignorado."
Henry Miller - novelista estadounidense (1891-1980)
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