"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

martes, 9 de agosto de 2016

Ataduras voluntarias - el peligroso miedo que no reconocemos como tal

"Las cosas a las que usted le tiene miedo son invencibles, no por su naturaleza, sino por la forma en que usted las ve."
Jewell Kiltcher - cantautora, actriz, escritora y filántropa estadounidense contremporánea

El miedo es una emoción propia del ser humano, presente desde que nacemos y nos acompaña a lo largo de la vida, podríamos decir que es 'casi' natural, ¿quien no teme a algo en algún momento, ... al rechazo, al fracaso, a las penurias económicas, a estar solos, al futuro, en ocasiones por situaciones del presente, en otras por lo que suponemos podría sucedernos más adelante.

Así planteado podríamos pensar que es algo con lo que podemos convivir sin mayores inconvenientes, salvo en aquellos casos cuando ese miedo se convierte en obsesión que nos hace perder la salud, sin embargo ese miedo que puede evitar que tengamos un accidentes por imprudencia, puede ser el mismo que nos inmoviliza sin motivo de peso y de manera irracional cohartando nuestra libertad.

Quiero apropiarme y compartir un texto del sacerdote jesuíta Anthony De Mello, de su libro 'Autoliberación interior', muy significativo, claro y enriquecedor en el que podemos detenernos a reflexionar.

'Tenemos miedo a la libertad, a la soledad, ... y nos atamos voluntariamente llenándonos de pesadas cadenas, y luego nos quejamos de no ser libres. Tememos el riesgo de volar por nosotros mismos y preferimos ser esclavos de unos esquemas.
¿Qué hace falta para despertarse? No hace falta esfuerzo, ni juventud, ni discurrir mucho. Sólo hace falta una cosa, la capacidad de pensar algo nuevo, de ver algo nuevo, y de descubrir lo desconocido. Es la capacidad de movernos fuera de los esquemas que tenemos. Ser capaz de saltar sobre los esquemas y mirar con ojos nuevos la realidad que no cambia. Las mujeres se atan a sus maridos, a sus hijos. Los maridos a sus mujeres, a sus negocios. Todos nos atamos a los deseos y nuestro argumento y justificación es el amor. ¿Qué amor? La realidad es que nos amamos a nosotros mismos, pero con un amor adulterado y raquítico que sólo abarca el yo, el ego. Ni siquiera somos capaces de amarnos a nosotros mismos en libertad. Entonces, ¿cómo vamos a saber amar a los demás, aunque sean nuestros esposos o nuestros hijos? Nos hemos acostumbrado a la cárcel de lo viejo y preferimos dormir para no descubrir la libertad que supone lo nuevo.
Lo peor y más peligroso del que duerme es creer que está despierto y confundir sus sueños con la realidad.
No confundas los sueños.
... ... 

Lo primero que debemos hacer es enfrentar el hecho de que no estamos libres de ellos, todos tememos la enfermedad, el sufrimiento, la muerte, lo que no debemos hacer es permitir que por éstos motivos y muchos otros que no reconocemos ni tomamos en cuenta, -lo que es aún peor-, la vida se detenga, que en lugar de proyectarnos sólo pensemos en evitar cambios, eludir riesgos, creer que si nos quedamos quietos todo seguirá estando bien, cuidando por miedo a lo desconocido, no hacer lo que pensamos innecesario o podría resultar mal.

Los miedos pueden convertir la vida en una cárcel, un agobio que cercena nuestra libertad, nuestros sueños, nuestras decisiones y la construcción de una realidad que nos merecemos, apegándonos a lo conocido en una actitud egoísta con nosotros mismos y los que nos rodean.

imagen: Ben Goossens

"A lo único que le debemos temer es al miedo como tal."
Franklin D. Roosevelt - politico diplomático y abogado estadounidense, 32o. presidente de su país (1882-1945)

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