"No hay normas. Todos los hombres son excepciones a una regla que no existe."
Fernando Pessoa - escritor y poeta portugués (1888-1935)
Cuando hablamos, cuando nos relacionamos, en cada situación que vivimos y de acuerdo a nuestra perspectiva evaluamos, tomamos posición y generalmente tenemos una opinión referida a aquello de que se trate. Así opinamos de música, política, futbol, del mundo, de la vida y cada persona tendrá su opinión, desde su visión, en la que podremos coincidir o enfrentarnos, y eso no significará que esas opiniones reflejen la verdad absoluta sobre o respecto a algo.
En palabras del pensador hindú Jiddu Krishnamurti:
'El mundo está tan lleno de opiniones como lo está de personas. Y usted sabe que es una opinión. Uno dice esto, y algún otro dice aquello. Cada cual tiene una opinión, pero la opinión no es la verdad, por lo tanto, no escuche una mera opinión, no importa de quien sea, sino descubra por sí mismo que es lo verdadero. La opinión puede cambiar de la noche a la mañana, pero no podemos cambiar la verdad.'
... ...
Sin
duda y con la excepción de principios fundamentales que no permiten valoraciones dispares, todo es opinable, las opiniones se sustentan en argumentos y allí es donde está la habilidad
y solidez de cada uno para mantener o variar las suyas, lo cual no debe impedir
que tengamos claro que cada uno tiene la libertad de estar o no estar de
acuerdo, manteniendo el respeto por las personas aunque no concordemos en el
pensamiento reservándonos el derecho de disentir, guiándonos por nuestro propio
criterio y enriqueciéndonos en el intercambio de ideas.
Muchas
personas son influenciadas por las opiniones del entorno en el que se
desenvuelven, sin embargo y aunque parezca un juego de palabras, no tenemos que
sentirnos condicionados por la opinión que otros tengan sobre nosotros ni creer
que debemos hacer según esa opinión que nos es ajena si no estamos de acuerdo
con ella.
Tengamos
claro que las opiniones son sólo eso, … opiniones, que pueden variar según el
momento y la oportunidad, que tal vez estén sesgadas por intereses, que pueden
ser correctas para unos o absurdas para otros, que no siempre responden al
conocimiento real y responsable del asunto sobre el que se opina,… y en
definitiva no significan verdades absolutas sino únicamente el punto de vista de quien
habla, influído por sus propias emociones.
“Nada
me inspira más veneración y asombro que un anciano que sabe cambiar de opinión.”
Santiago
Ramón y Cajal – médico español, Nobel de Medicina en 1906 (1852-1934)
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