"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

lunes, 1 de agosto de 2016

'Despecho' - dolor teñido de felicidad, en la poesía de Juana de Ibarbourou

“Las lágrimas expresan indistintamente la alegría o la tristeza. Son el símbolo de la impotencia del alma para contener su emoción y quedar dueña de si misma.”
Henri-Frédéric Amiel – filósofo, moralista y escritor suizo (1821-1881)

Sin dudas una de las mayores y más destacas poetisas latinoamericanas es la uruguaya Juana Fernández Morales, conocida como Juana de Ibarbourou y reconocida como ‘Juana de América’, hija de un emigrante gallego de posición acomodada que en su Lugo natal debía seguir su destino –por decisión familiar- como sacerdote, motivo por el cual escapó a tierras americanas llegando a Uruguay donde años después se casó con una dama de ascendencia española de cuya unión nació la niña Juana en 1892. La influencia paterna a través de la poesía de Nuñez de Arce, Rosalía de Castro y Espronceda, se reflejó en su amor a Galicia y su inclinación a la poesía desde pequeña.

Mujer singular en épocas de sometimiento, persiguiendo con afán el reconocimiento de su condición de persona sabiendo del lugar secundario de la mujer, sola con sus sueños y una esquiva realidad, publicó sus primeros  poemas en 1919, no siguió ni participó -desde el punto de vista literario-, de ninguna escuela, reflejando su sentir y utilizando como vehículo de su lucha la poesía, -conmovedora- en sus últimos años.

La única y mejor forma de acercarnos a ella, es a través de su obra para la que se apoyó en la línea argumental de sus propias vivencias y aquí les dejo el poema 'Despecho'.


¡Ah, que estoy cansada! Me he reído tanto,
tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
tanto, que este rictus que contrae mi boca
es un rastro extraño de mi risa loca.

Tanto, que esta intensa palidez que tengo
(como en los retratos de viejo abolengo),
es por la fatiga de la loca risa
que en todos mis nervios su sopor desliza.

¡Ah, que estoy cansada! Déjame que duerma,
pues como la angustia, la alegría enferma.
¡Que rara ocurrencia decir que estoy triste!
¿Cuándo más alegre que ahora me viste?

¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos,
ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos.
Si brilla en mis ojos la humedad del llanto,
es por el esfuerzo de reírme tanto ...
... ...

Palabras sonoras, vitales, expresadas en primera persona, permitiendo a quien lee sentirse identificado, donde juega con el dolor, la desolación, la pena, la tristeza, que intenta ocultar detrás del empeño en demostrar una alegría inexistente, viendo como debilidad demostrar esa ira contenida, forzando la imagen de una felicidad utópica, inexistente, en una irrenunciable demostración de orgullo y dignidad. 

Un poema de una aparente sencillez que no es tal, que apela a la contraposición de imágenes, la forzada alegría ante el dolor y el llanto, el autoengaño frente al final del amor, hermoso y al mismo tiempo desgarrador.

imagen: José Miguel Roman Francés

"En el fondo un poema no es algo que se ve, sino la luz que nos permite ver. Y lo que vemos es la vida.."
Robert Penn Warren - poeta, novelista y crítico literario estadounidense (1905-1989)

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