"Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo inclusive aquellas que perdemos."
Paulo Coelho - escritor brasileño contemporáneo
Todos
en algún momento nos hemos decepcionado, es un sentimiento que en la vida nos
toca ante circunstancias diferentes, en ocasiones porque las expectativas puestas
en algo tal vez superan la realidad, en otras cuando nos enfrentamos a proyectos
que nos motivaban y se vienen abajo, en muchas situaciones porque confiábamos
en quienes nos defraudan, los afectos no escapan y son un frecuente motivo de
ese sentimiento que nos provoca tristeza, insatisfacción, rabia o impotencia, lo
cierto es que el estado de ánimo cambia, nos sentimos dolidos, traicionados,
nos encerramos en nosotros mismos, nos enojamos, ansiedad y desilusión nos invaden.
Pero
no seremos nosotros los causantes de esas decepciones que nos afligen, al haber
supuesto aquello de lo que no estamos seguros?, al haber fantaseado sobre lo
que no conocemos en profundidad?, situaciones, circunstancias, personas en las
que confiamos presumiendo lo que no era, y en ese camino nos llenamos de
amargura, resentimiento, nos aislamos, perdemos la confianza y nos convencemos
de nuestra infelicidad.
Muchas
veces nosotros mismos vamos hacia la decepción al instalarnos en un lugar
equivocado trasladando la confianza en nosotros, nuestras capacidades,
habilidades hacia el imaginario que nosotros creamos, en el que depositamos expectativas
que al fallar nos conmocionan provocando sentimientos desagradables, negativos, de los
cuales, sin darnos cuenta, somos los únicos responsables.
A
veces no podemos evitar caer en la tentación, colocamos esperanzas e ilusiones
en lugares inadecuados y cuando la desilusión nos sorprende nos sentimos muy
mal, lo importante es rescatar el aprendizaje que la decepción deje, una dura lección, que a pesar del amargo sabor de boca, tratemos de ver el medio vaso lleno para
no repetir errores intentando minimizar posibles frustraciones en el futuro.
Sin
embargo también existen situaciones en las que la decepción no es culpa nuestra
sino de haber confiado en quien no es quien dice ser, que miente, que promete,
que no cumple, y allí quedamos en el lugar de víctima. Sentirnos decepcionados
nos hace perder la confianza en aquello en lo que confiábamos y también en
nosotros. Hagamos un autoanálisis que nos permita salir de la situación que nos
hiere, no nos quedemos en el lugar de víctima, tomemos conciencia para que no
se repita.
Tengamos
claro que la vida no siempre es como la planeamos, no siempre es justa, no
todas las personas y por ende las situaciones que las involucran son honestas, no
todas las personas pensarán y actuarán como nosotros quisiéramos, el dolor es
parte de la vida, las situaciones cambian, los dolores en algún momento
terminan y la felicidad no depende de los demás. Confiemos en nosotros
aprendiendo a manejar las emociones utilizándolas a nuestro favor, tenemos que
construir el presente y no el futuro.
imagen: Pietro Annigoni / retrato Juanita Forbes; 1955
"La confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito ... la esencia del heroísmo."
Ralph Waldo Emerson - escritor, filósofo y poeta estadounidense (1803-1882)
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