Pedro Jara Vera. - especialista
en psicología clínica, psicoterapeuta, docente y escritor español contemporáneo
En
el transcurso de la vida el ciclo vital nos lleva del nacimiento a la muerte pasando
por las conocidas etapas de niñez, juventud, adultez, maduritud y vejez, de las
que nadie escapa. Cuando jóvenes nos sentimos vitales, entusiastas, el
cansancio no nos detiene, la adultez nos encuentra llenos de iniciativas, en el
proceso de crecimiento como personas y de concreción de proyectos. La madurez
nos alcanza en pleno ejercicio de nuestras aptitudes y capacidades,
permitiéndonos aún desarrollar múltiples y productivas actividades y así casi
sin darnos cuenta vamos llegando al momento en que comenzamos a declinar, nos descubrimos
cansados ante esfuerzos menores, el cuerpo nos empieza a poner límites y aunque
nos neguemos a reconocerlo, aparecen algunos inconvenientes de salud, que nos
advierten que nuestra vitalidad ya no es la que tuvimos.
La escritora Gioconda Belli en
su libro 'El intenso calor de la luna', nos introduce en el tema y si bien la
novela tiene como eje el impacto que la inminente llegada de la menopausia
ocasiona en la vida de Emma su protagonista, bien podemos tomar sus palabras de
una manera más general refiriéndonos al envejecimiento, es decir el paso de los
años, y la decadencia fisica que acompaña ese proceso que alcanza a hombres y
mujeres por igual.
"La
vida de cada ser humano es una sucesión de hechos. No tendrían que ser
sorpresa, pero nunca dejan de serlo. La conciencia existe en un entorno sin
tiempo. Se viaja por la vida como un pasajero alerta que mira por la ventana,
baja en diversas estaciones, acumula o pierde equipaje, gana o descarta
compañeros de vagón. En el teje y maneje de la vida el cuerpo es silencioso
cómplice. Un día de tantos, sin embargo, nos toca el hombro y nos obliga a
mirar su cansancio. Invariablemente la mente se revela; ella, la alada, la
infinita, la que nunca envejece, la que es, se resiste a reconocerse temporal, pasajera.
La noticia es inevitable, aceptarla, apropiarse de la fragilidad es el desafío
que ha llegado a tocar las puertas más secretas... "
Nos
cuesta asumirlo, sentimos estar acercándonos al final del camino, nos enojamos,
pero llega el momento en que la realidad se impone y tenemos que darnos cuenta
que deberemos modificar rutinas, dar paso a actividades menos exigentes y ello
no deberá hacernos sentir mal, en todo caso habremos de aprender a escuchar
nuestro cuerpo y hacer caso a su voz llegando hasta donde podamos sin por eso
sentirnos deprimidos ni excluídos del mundo, tratando como dice Belli de: "… aprender
a ser buena compañía para uno mismo", sin titubeos, empeñados en no
dejarlo en el intento, sino decididos a hacerlo, convencidos que cada etapa de
la vida tiene su propio encanto, que la vida es finita y el cuerpo frágil, y sólo es cuestión de aceptarlo y aceptarnos.
Imagen: Marco Grassi
Imagen: Marco Grassi
“Conócete, acéptate, supérate”.
San Agustin de Hipona – Santo, Padre y doctor de la Iglesia Católica (354-430)
San Agustin de Hipona – Santo, Padre y doctor de la Iglesia Católica (354-430)
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