"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

viernes, 27 de noviembre de 2015

Aburrimiento - desafío a la imaginación

"El que conoce el arte de vivir consigo mismo ignora el aburrimiento.”
Erasmo de Rotterdam - Humanista neerlandés (1469-1536) 

El mundo y la sociedad actual nos llena de urgencias, trabajo en exceso, compromisos y al mismo tiempo nos aporta todos los adelantos tecnológicos. Ese ritmo que nos cansa y el abuso y exceso de medios para mantenernos comunicados, como contrapartida, nos hacen caer en el aburrimiento, ese estado de incomodidad en el que no sabemos que hacer, ni como actuar, ese estado afectivo negativo, que nos produce inquietud y que no sabemos como paliar.

Científicos dedicados al campo de las neurociencias han estudiado el aburrimiento y concluido en que, así como el miedo o la tristeza tienen su utilidad también el aburrimiento debería ser útil y que la ausencia de tareas inmediatas y objetivos urgentes "favorecería el establecimiento o el uso de conexiones cerebrales poco transitadas fomentando la creatividad”.




Muchas veces no sabemos que hacer, y no creamos que se trata de que nos sobre el tiempo o nuestra vida no tenga dificultades, tenemos esa sensación de que todo nos da igual, encendemos el televisor –aún sin mirarlo ni prestarle atención, sólo para sentirnos acompañados, en un intento de distraer el tiempo que no sabemos como ocupar, y aunque no intentamos entrar a explicar los fundamentos científicos del tema, es claro que el aburrimiento forma parte de nuestra naturaleza.

Estar aburrido puede ser falta de motivación o voluntad, y si es por períodos prolongados puede llevar a la angustia y la depresión. Para estar aburrido no hay edad, se aburre el adulto y se aburre el niño, quien no ha escuchado el clásico ‘estoy aburrido’ de un niño en algún momento, pero muchas veces, en los momentos en que nos aburrimos, es cuando se nos ocurren cosas que antes no habíamos pensado, también es buen momento para desarrollar, casi sin darnos cuenta, el poder de observación, la imaginación se agudiza y en ocasiones encontramos esa creatividad que desconocíamos tener.

Las rutinas cotidianas, el cansancio, las actividades que no nos merecen interés llevan al aburrimiento, pero no lo veamos como algo negativo, tomémoslo como un desafío a nosotros mismos, un estímulo para despertar todo aquello que tenemos dentro y no sacamos a luz por ese ‘dejarse estar’ en que nos colocamos y del que si salimos nos sentiremos satisfechos y felices de haberlo logrado, porque el tiempo en actividades que nos resulten gratas es tiempo que pasa sin darnos cuenta.

Finalmente, no es mala cosa aprender también a disfrutar –en algunos momentos- de ese ‘no hacer nada’, disfrutando del ocio, dejándonos invadir por el sentimiento de hacer lo que queramos, o no hacer nada, con ese nuestro tiempo, que el descanso en la vida agitada, bien dosificado,  es beneficioso.


"El hombre actual ha nacido o bien para vivir entre las convulsiones de la inquietud, o bien en el letargo del aburrimiento" - François Marie Arouet – conocido como Voltaire escritor, historiador, filósofo y abogado francés (1694-1778)
 

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