Gabriel García Márquez - escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodista colombiano, Nobel de Literatura 1982 (1927-2014)
Los seres humanos -desde que nacen
hasta que mueren-, son capaces de dar amor y necesitan recibirlo, hace al bienestar,
a la alegría, a la satisfacción de vivir en compañía, a la manifestación de emociones
y sentimientos, en definitiva a la calidad de vida, que nos hace sentir
completos y felices.
Todos sabemos que en los tiempos
actuales la expectativa de vida es alta, las personas viven hasta edades
avanzadas, son productivos, independientes, llevando una vida activa,
envejeciendo -exceptuando casos de enfermedad-, en plenitud. Sin embargo, el
amor no siempre está presente en esa etapa de la vida, cuantas veces hemos
escuchado la frase ‘… a mis años no quiero complicaciones’: ‘ … estoy muy bien
sol@’, ‘… prefiero estar sola y disfrutar de manejar mis tiempos’, ‘ … quiero
sentirme libre’.
Esa manera de autoexcluirse de
las posibilidades de vivir nuevas relaciones, es pretender ignorar que el amor
puede presentarse y que para ello no hay edad, no es un privilegio de la
sobrevalorada juventud, y no podemos dejar de reconocer que aún en aquellos casos en que
estemos rodeados del afecto de amigos y familia, la circunstancia de tener una
pareja con quien compartir la vida, renueva la ilusión, motiva, alegra,
rejuvenece, siendo el motor que impulsa a seguir adelante.
Habrá distintas situaciones, quien
llega solter@, no verá de la misma forma que quien ha quedado viud@, como no lo
hará el divorciad@, cada un@, desde su perspectiva y apoyado en sus vivencias
anteriores, o influenciado por dictados sociales, tendrá diferentes enfoques,
pero algo es indiscutible, rechazar es la mejor manera de negarse nuevas
oportunidades de afecto, de recreación, de autovaloración, de vivir
experiencias, de reir, conversar, de disfrutar de la madurez.
Sin duda como en toda decisión de
vida, no habrá patrones establecidos, y la elección de cómo ser feliz es
personal e intransferible, pero recordemos que para el amor siempre debemos
reservar un lugar en nuestro corazón, y el último tiempo que nos toque vivir no
tiene por qué ser un tiempo de soledad, el amor hecho de confianza, respeto,
paciencia, compromiso, donde la camaradería y la honestidad tienen que ser
parte, no debe estar condicionado a la edad, ese amor que encontramos en la
complicidad de una mirada, en compartir silencios, en caminar de la mano, sin
justificaciones ni remordimientos.
“ (…) todo el mundo debería tener amor
verdadero y debería durar como mínimo toda su vida.”
John Green - escritor
estadounidense contemporáneo; de su novela ‘Bajo la misma estrella’
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