"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Amor en la madurez - amar, ... sin justificaciones ni remordimientos

“No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad”.
Gabriel García Márquez - escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodista colombiano, Nobel de Literatura 1982 (1927-2014)

 
Los seres humanos -desde que nacen hasta que mueren-, son capaces de dar amor y necesitan recibirlo, hace al bienestar, a la alegría, a la satisfacción de vivir en compañía, a la manifestación de emociones y sentimientos, en definitiva a la calidad de vida, que nos hace sentir completos y felices.

Todos sabemos que en los tiempos actuales la expectativa de vida es alta, las personas viven hasta edades avanzadas, son productivos, independientes, llevando una vida activa, envejeciendo -exceptuando casos de enfermedad-, en plenitud. Sin embargo, el amor no siempre está presente en esa etapa de la vida, cuantas veces hemos escuchado la frase ‘… a mis años no quiero complicaciones’: ‘ … estoy muy bien sol@’, ‘… prefiero estar sola y disfrutar de manejar mis tiempos’, ‘ … quiero sentirme libre’.

Esa manera de autoexcluirse de las posibilidades de vivir nuevas relaciones, es pretender ignorar que el amor puede presentarse y que para ello no hay edad, no es un privilegio de la sobrevalorada juventud, y no podemos dejar de reconocer que aún en aquellos casos en que estemos rodeados del afecto de amigos y familia, la circunstancia de tener una pareja con quien compartir la vida, renueva la ilusión, motiva, alegra, rejuvenece, siendo el motor que impulsa a seguir adelante.

Habrá distintas situaciones, quien llega solter@, no verá de la misma forma que quien ha quedado viud@, como no lo hará el divorciad@, cada un@, desde su perspectiva y apoyado en sus vivencias anteriores, o influenciado por dictados sociales, tendrá diferentes enfoques, pero algo es indiscutible, rechazar es la mejor manera de negarse nuevas oportunidades de afecto, de recreación, de autovaloración, de vivir experiencias, de reir, conversar, de disfrutar de la madurez.

Sin duda como en toda decisión de vida, no habrá patrones establecidos, y la elección de cómo ser feliz es personal e intransferible, pero recordemos que para el amor siempre debemos reservar un lugar en nuestro corazón, y el último tiempo que nos toque vivir no tiene por qué ser un tiempo de soledad, el amor hecho de confianza, respeto, paciencia, compromiso, donde la camaradería y la honestidad tienen que ser parte, no debe estar condicionado a la edad, ese amor que encontramos en la complicidad de una mirada, en compartir silencios, en caminar de la mano, sin justificaciones ni remordimientos.

“ (…) todo el mundo debería tener amor verdadero y debería durar como mínimo toda su vida.”
John Green - escritor estadounidense contemporáneo; de su novela ‘Bajo la misma estrella’
 

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