"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

jueves, 30 de octubre de 2014

Irena Sendlerowa - Una historia de vida, entrega y coraje

“La vida es muy peligrosa, no por los que hacen el mal, sino por los que se sientan a ver lo que pasa."
Albert Einstein – físico alemán (1879-1955)

Hace unos pocos años atrás, más precisamente en el 2008, trascendió la noticia de la muerte de Irena Sendlerowa o Sendler, un nombre que poco nos decía hasta ese momento, y que sin embargo esconde detrás una historia conmovedora de alguien que en épocas duras, de guerra, no dudó en poner en riesgo su vida para salvar la de muchos niños, trabajando en la resistencia contra el nazismo.

Nacida en 1910, enfermera y trabajadora social polaca católica, fue durante años una persona desconocida fuera de Polonia y apenas reconocida en su propio país por algunos historiadores, ya que el régimen comunista relegó su proeza al olvido.


Durante la 2da. Guerra Mundial, Sendler sacaba a los pequeños del gueto de Varsovia, escondidos en valijas, transportados por bomberos o en camiones de basura, o debajo de los abrigos de aquellos con permiso para entrar y salir del gueto, ocultándolos con familias católicas, para evitar que fueran trasladados a campos de concentración.

En 1943, los nazis descubrieron y arrestaron a Sendler torturándola brutalmente, pero ella no habló, y los alemanes nunca descubrieron que, enterrados bajo un manzano cercano a uno de sus cuarteles, se escondían miles de botellas con los nombres de los niños, sus nuevas identidades y las familias que los acogían.

Fue condenada a muerte, pero la resistencia logró rescatarla y siguió -con identidad nueva-, su lucha clandestina hasta el final de la guerra.

Una historia perdida en el tiempo, descubierta y divulgada por estudiantes, alumnos de un instituto americano de Pittsburg, Kansas, que ha recorrido los medios de comunicación y las redes sociales en los últimos años, merece ser recordada como homenaje a una mujer excepcional, que hizo de la solidaridad su forma de vida, asumiendo riesgos, rescatando lo mejor del ser humano, que en situaciones extremas es capaz de dar y entregarse abnegadamente sin detenerse ante obstáculos ni peligros.

Como ella misma dijo en una carta al Parlamento de Polonia, "rescatar a los 2.500 niños del gueto de Varsovia fue la justificación de mi existencia y no un título para la gloria, ... no somos una especie de héroes, por el contrario, yo sigo con remordimiento de conciencia por haber hecho muy poco”.

Recibió la más alta distinción civil concedida por Polonia: la Orden del Águila Blanca y un año antes de su muerte, a los 98 años, fue nominada para el premio Nobel de la Paz en el 2007.

Que siempre existan otras Irinas dispuestas a hacer de éste un mundo mejor, más humano y justo, donde la tolerancia se oponga al odio y la discriminación, el corazón sea quien guíe las acciones y el coraje surja para extender la mano a quien lo necesite, llevando luz y esperanza, sin medir posibles consecuencias o perjuicios.

De la conducta de cada uno depende el destino de todos.”
Alejandro Magno - Rey de Macedonia (356-323 AC)
 

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