Han sido muchos los intentos de atribución del soneto que les dejo a continuación, a uno u otro autor, sin que la crítica se haya sentido suficientemente comprometida a corroborar una autoría, falta de argumentos probatorios suficientes. San Juan de la Cruz, santa Teresa, el P. Torres, capuchino, y el P. Antonio Panes, franciscano perteneciente a la Provincia de Valencia, figuran entre otros de probabilidad más dudosa.
El soneto, figura como modélico en todas las antologías que se
precien, desde que lo incluyó en la suya de las Cien Mejores Poesías de la
lengua castellana don Marcelino Menéndez Pelayo.
Nunca el amor a Cristo crucificado había alcanzado tal grado
de pureza e intensidad en la sensibilidad de la expresión poética.
Soneto a
Cristo crucificado
No me mueve,
mi Dios, para quererte
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en
tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Anónimo
El estilo es directo, enérgico, casi penitencial, desnudo de figuras y
recursos ornamentales. No es la belleza imaginativa del lenguaje lo que define
a este soneto, sino la fuerza con que se renuncia a todo lo que no sea amar a
cuerpo descubierto a quien, por amor, dejó destrozar el suyo. El lenguaje,
renunciando a los afeites del lenguaje figurado, se atiene y acopla, en
admirable conjunción, desde la forma recia y musculosa, a la mística desnudez
del contenido. (Fr. Ángel Martín, o.f.m.)
Sin embargo lo importante es saber que vamos a celebrar la
Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. La vida que gozamos radica en su
triunfo sobre la muerte y el pecado.
Cristo venció para darnos una vida nueva, una vida eterna, Es la
resurrección de Jesús la que da sentido a nuestra fe.
La fe en la resurrección es para los cristianos un dogma de fe, fuente
de liberación y sostén para luchar contra la injusticia, el odio y la
intolerancia en pos de una vida y un mundo mejor.
La pasión, muerte y resurrección de Cristo son hechos históricos que
sacudieron el mundo de su época y transformaron la historia de todos los siglos
hasta el presente.
"Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu". (San Lucas 23, 46)
Querida amiga,comparto tu sentimiento,respeto a aquellos que no lo comparten,pero
ResponderBorrarsin Fe mi vida seria un caos en SUS MANOS pongo cada día de mi caminar por este mundo. Un enorme abrazo y que Dios os bendiga y proteja a ti y a los tuyos.Isabel
Gracias Isabel, por compartir, comentar y siempre estar. Un gran abrazo y tambien deseo lo mejor pra tí y los tuyos.
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