"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

lunes, 5 de diciembre de 2016

Crecer y madurar - Cuando el amor y el ejemplo son la clave y el mandato

"A menudo a los niños se les castiga por ser seres humanos. A los niños no se les permite manifestar mal humor, tener días malos, tonos irrespetuosos, o malas actitudes. Si, los adultos los tenemos todo el tiempo. Ninguno de nosotros es perfecto. Debemos dejar de imponer a nuestros niños estándares de perfección más elevados de los que podemos obtener nosotros mismos."
Rebecca Eanes – escritora estadounidense contemporánea

Que los niños son el futuro del mundo, nuestro mayor tesoro, son frases utilizadas a menudo, que sin embargo muchas veces no van acompañadas de hechos y actitudes que hagan por una niñez sana, feliz, de la que nos podamos sentir satisfechos y orgullosos de verlos crecer, aprendiendo a manejar sus emociones y convertidos luego en adultos con una vida provechosa.
Tener y criar hijos conlleva además de todo el amor y protección incondicional que hay que darles, un aprendizaje mutuo en el que del niño aprenderemos mucho más de lo que que creemos y para el que debemos hacer que el niño encuentre el ambiente adecuado y seguro en el que desarrollarse, el adulto ha de ofrecer la contención, el acompañamiento y los ejemplos a seguir, ya que una parte fundamental de esa relación surge de cómo manejamos nuestra propia vida y la observación que el niño hace del comportamiento de los mayores.



Niños y adultos sentimos emociones, y cada uno necesita aprender -en su proceso de crecimiento- a escucharlas y sacar experiencia de esas vivencias aunque a veces resulte difícil hacerlo. Cuando el niño llora, está ansioso, triste o se enoja no significa que hay que consentir y darle lo que arbitrariamente reclame, consintiendo al creer que esa  es la forma de hacerlo feliz, tampoco reprimirlo, porque el niño igual que el adulto, cuando se enoja necesita exteriorizarlo por el contrario debemos encontrar el delicado equilibrio para respetar su emoción sabiendo colocar los límites sin escatimar abrazos, para que pueda superar y sobreponerse, y sin duda mal podremos hacerlo si no logramos manejar las emociones propias.
Los niños acumulan conocimientos, y es importante para su vida futura que estén bien capacitados pero no debemos olvidar que tanto o más importante que la educación curricular, además de saber sumar, restar, lenguas y ciencias, es darle valores, principios, sentido de responsabilidad, confianza en si mismo, sensibilidad frente al dolor ajeno, respeto por sus mayores, fortaleza de espíritu, compasión por los débiles, un corazón dispuesto a amar y concepto de libertad y justicia, esa libertad y justicia para la que añadiremos alas con que estimular su vuelo.
Tarea de creación y construcción, difícil si las hay, para la que el amor será condición imprescindible, así como la dedicación de tiempo compartido, cuyo resultado final logrará nuestro propio crecimiento si conseguimos mantener nuestra visión con ojos de niño y nos hará sentir orgullosos y esperanzados de que habremos contribuído a transformar chicos emocionalmente felices en adultos seguros de sí mismos, dignos, respetuosos, para los que la violencia no sea una opción, de temperamento fuerte y mano acogedora, que con sus certezas podrán hacer por un mundo mejor.
"Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida."  Pitágoras - filósofo y matemático griego (569-475 a.C.) 

1 comentario:

  1. Difícil cosa manejar las emociones, las propias como podemos, pero las de un niño exige tanto y más, con la responsabilidad agregada de que logremos el mejor resultado para ellos y su posterior vida feliz. Interesante tema. Saludos Irene.

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