“La soledad se descubre a menudo en
la necesidad de un abrazo. “
Dulce Chacón – narradora y poeta española
(1954-2003) - ‘La voz dormida’
Desde que nacemos hasta que morimos los seres humanos necesitamos sentirnos
protegidos, contenidos, amados, el reconocimiento, el amparo, el afecto son
necesarios para desarrollarnos y crecer de forma adecuada y la carencia es ese
desagradable vacío de sentir que no existen motivos por los que vivir.
Para alcanzar la plenitud es fundamental demostrar nuestros sentimientos,
no hay edad para que el contacto físico sea la forma de manifestarse desde el
bebé que necesita ese íntimo contacto en los brazos de su madre, las parejas
cuando demuestran su amor, los amigos que se abrazan con la alegría del
encuentro, los mayores entre sí y con sus hijos y nietos en un vínculo de inapreciable
valor, y así abrazamos cuando nos despedimos y cuando regresamos, cuando
felicitamos y cuando deseamos dar consuelo, cuando perdonamos o cuando
pretendemos despejar enojos.
Un breve párrafo del libro 'El corazón helado' de la escritora española contemporánea Almudena Grandes, refleja la importancia del abrazo, ese vínculo, que aún sin palabras, nos permite hilvanar vidas, la propia y la de quienes nos rodean.
'Los dos se abrazaron sin decir nada más, y el que sobrevivió recordó para siempre aquel abrazo, lo atesoró entre los instantes más preciosos de su vida, lo evocó con la codicia del avaro que recuenta sus monedas sin cansarse y volvió a vivirlo muchas veces, en los días más duros y en los mejores, entre el deslumbramiento del amor y el acecho de la muerte, entre la velocidad del infortunio y la lentitud de la prosperidad, entre el olor a miedo de los vagones de los trenes, el olor a miedo de las noches al raso y el inconsciente olvido del olor a miedo, y después, con las emociones y los deseos, con los domingos y los días laborables, con el calor del cuerpo de su mujer en noches de invierno muy arropadas y las risas de sus hijos que crecían sin el fardo agotador de su memoria.'
El abrazo
espontáneo es un gesto de acercamiento que no elige ni discrimina, lo necesita
el anciano, el niño y también los animales, quien no tiene una mascota que pide
ser acariciada, lo espera el enfermo y quien está en soledad, es integrador,
reconfortante, conciliador, un alimento para el alma, un modo de dar, recibir y sentirse vivo.
“Una cree que si abraza a alguien con todas sus fuerzas,
lo tendrá más cerca. Una cree que se puede abrazar a alguien con tanta fuerza
como para seguir sintiendo su presencia, grabada en ti cuando te separas.”
Rainbow Rowell – escritora estadounidense contemporánea
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