“El poder corrompe, y
el poder absoluto corrompe absolutamente.”
John Emerich Edward
Dalberg-Acton – historiador y político británico (1834-1902)
Poder y corrupción son
dos características a las que cada vez nos enfrentamos con mayor frecuencia, producto de
la descomposición social, unidas principalmente a las esferas empresariales, políticas o círculos de poder, en cualquier parte del mundo, presentes sin embargo en todos los estamentos de la
sociedad sin exclusiones, pero que no son privilegio de los tiempos actuales sino que acompañan
al hombre desde sus orígenes siglos atrás.
Pero
es el poder quien corrompe?, o es el ser humano que en uso del poder cae en
excesos por carecer de principios morales y valores éticos que le sostengan? No
es bueno generalizar ante hechos de ésta naturaleza y no todos los que están en
posiciones de poder caen en actos de corrupción, aunque tal vez habría que
preguntarse si la obtención de poder no está relacionada con el afán de dominio
del hombre sobre los demás seres desde siempre, haciendo además gala de la
soberbia y vanidad que le caracterizan.
En
una suerte de maligna complicidad la corrupción alimenta y abona el camino para
llegar al poder y quien detenta el poder abusando de él cae en la corrupción. Frente
a esos repetidos acontecimientos y sus protagonistas, -donde el repudio y la
práctica de tales conductas es histórica-, se dividen las opiniones entre los
indignados que denuncian tales vicios y los indiferentes que se marginan sintiendo
que pelear contra ellos es sólo pérdida de tiempo.
Lo
cierto es que aquellos que puestos en sitios de poder abusan de él, pierden la
perspectiva para valorar las injusticias a que se ven sometidos quienes les
rodean, se endurecen, perdiendo la capacidad de empatizar y lo que es peor de
cuestionar sus propias decisiones llegando a extremos de absoluta arbitrariedad
e hipocresía.
imagen: Jean François Rauzier
imagen: Jean François Rauzier
“El disfrute del poder
corrompe de manera inevitable el juicio de la razón y pervierte su libertad.”
Immanuel Kant –
filósofo prusiano (1724-1804)
MUY BUENOS ESTOS COMENTARIOS SIN QUERER SER GROSERO DEBERIAN SER MAS SEGUIDOS UN ABRAZO
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