"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )
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lunes, 27 de junio de 2016

Abuso de poder - arbitrariedad y corrupción

“El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.”
John Emerich Edward Dalberg-Acton – historiador y político británico (1834-1902)

Poder y corrupción son dos características a las que cada vez nos enfrentamos con mayor frecuencia, producto de la descomposición social, unidas principalmente a las esferas empresariales, políticas o círculos de poder, en cualquier parte del mundo, presentes sin embargo en todos los estamentos de la sociedad sin exclusiones, pero que no son privilegio de los tiempos actuales sino que acompañan al hombre desde sus orígenes siglos atrás.

Pero es el poder quien corrompe?, o es el ser humano que en uso del poder cae en excesos por carecer de principios morales y valores éticos que le sostengan? No es bueno generalizar ante hechos de ésta naturaleza y no todos los que están en posiciones de poder caen en actos de corrupción, aunque tal vez habría que preguntarse si la obtención de poder no está relacionada con el afán de dominio del hombre sobre los demás seres desde siempre, haciendo además gala de la soberbia y vanidad que le caracterizan.




En una suerte de maligna complicidad la corrupción alimenta y abona el camino para llegar al poder y quien detenta el poder abusando de él cae en la corrupción. Frente a esos repetidos acontecimientos y sus protagonistas, -donde el repudio y la práctica de tales conductas es histórica-, se dividen las opiniones entre los indignados que denuncian tales vicios y los indiferentes que se marginan sintiendo que pelear contra ellos es sólo pérdida de tiempo.

Lo cierto es que aquellos que puestos en sitios de poder abusan de él, pierden la perspectiva para valorar las injusticias a que se ven sometidos quienes les rodean, se endurecen, perdiendo la capacidad de empatizar y lo que es peor de cuestionar sus propias decisiones llegando a extremos de absoluta arbitrariedad e hipocresía.

imagen: Jean François Rauzier

“El disfrute del poder corrompe de manera inevitable el juicio de la razón y pervierte su libertad.”
Immanuel Kant – filósofo prusiano (1724-1804)

miércoles, 15 de junio de 2016

Ancianos - su lugar en nuestras vidas

"En la juventud aprendemos, en la vejez entendemos."
Marie von Ebner Eschenbach - escritora austríaca (1830-1916)

Vivimos en un mundo en el que la violencia es omnipresente y va en aumento, la vemos -en mayor o menor grado, en todos los continentes y en todos los estamentos sociales, las víctimas de éstas situaciones, quienes sufren abuso, maltrato, descalificación, trato negligente o soledad no encuentran la forma de resguardarse y la sociedad y los gobiernos no dan una respuesta adecuada que aporte para revertir tales circunstancias.

Abarca a niños, adultos, y viejos,  las causas son múltiples y en un mundo con población envejecida, la tercera edad está sometida a diferentes manifestaciones de violencia, en un complejo y generalmente invisibilizado problema que existe pero tratamos de no ver.


Si bien a través de la historia la vejez ha sido venerada por su sabiduría y experiencia en algunas culturas, también en el otro extremo, en otros lugares del mundo, han sido sacrificados al considerarlos inútiles y en éste fenómeno social confluyen generalmente la dependencia económica o las malas condiciones de salud del anciano que hacen al cambio de roles, la dependencia y la indefensión frente a una realidad que los vulnera en sus derechos.

La juventud es la promesa del futuro y debe tener su espacio, pero la actitud para con nuestros adultos mayores, aquellos que ya hicieron su camino, trabajaron, y nos ayudaron a crecer y ser lo que hoy somos, deberían cuestionarnos como sociedad y como seres humanos.

Mientras olvidemos respetarlos, darles el trato que merecen, devolviéndoles con amor todo lo que ellos hicieron antes por nosotros,  mientras la incapacidad para darnos cuenta nos impida reintegrarles su dignidad, privilegiar el lugar que por derecho les cabe en la sociedad y en cada familia, el entramado social se seguirá degradando.

Démosle a cada anciano un lugar en nuestras vidas, démosle tiempo, atención, cariño, contemplemos sus necesidades y sus ritmos, reconozcámosle su experiencia, incluyámosle haciéndoles sentir que son parte, que están vivos, que son necesarios.

"Se es viejo cuando se tiene más alegría por el pasado que por el futuro."
John Knittel - escritor suizo (1891-1970)