“La
decadencia del lenguaje no es tanto una enfermedad cuanto un síntoma. Se
estanca el agua de la vida. La palabra tiene todavía significación pero no
sentido. […] Es incapaz de poesía, ineficaz para la oración. Los placeres
groseros sustituyen a los del espíritu.”
Ernst
Junger – escritor, filósofo, novelista e historiador alemás (1895-1998)
Cada vez utilizamos menos palabras, las abreviamos, las
escribimos mal, la ‘h’, por aquello de que no tiene sonido, es olvidada, las
‘b’ y ‘v’ pocos recuerdan en que palabras ubicarlas, y la ‘w’ se usa donde
debería usarse la sílaba ‘gu’, los acentos y signos de admiración o
interrogación muchas veces faltan, y los signos de puntuación, comas y puntos
se usan poco o se colocan en el lugar equivocado, sin que eso signifique el
menor remordimiento para aquellos que lo hacen.
Las nuevas tecnologías imponen la brevedad en las
comunicaciones, la incorporación de los signos matemáticos como + y – en lugar
de las palabras, o los emoticonos para indicar alegría, tristeza, sorpresa o
enojo, y tal vez algo de todo eso estaría influyendo en el empobrecimiento y mal
uso que hacemos del idioma, pero sobre todo y sin darnos cuenta vamos poniendo
límites a la expresión cabal del pensamiento, las emociones y los sentimientos
mediante las palabras.
El pequeño ejemplo atribuido al escritor Julio Cortázar
que les dejo, no es el único aplicable al tema, es conocido, hasta risueño, y
vale la pena recordarlo, ya que se refiere al uso de la coma y queda claro que
según donde la pongamos o dejemos de hacerlo puede resultar una frase de
contenido ambiguo o cambiar radicalmente su significado.
El
valor de una coma
Lean
y analicen la siguiente frase:
‘Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría a cuatro patas en su búsqueda.’
Si usted es mujer, seguramente ha colocado la coma después de la palabra ‘mujer’.
‘Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría a cuatro patas en su búsqueda.’
Si usted es mujer, seguramente ha colocado la coma después de la palabra ‘mujer’.
Si usted es hombre, seguramente ha
colocado la coma después de la palabra ‘tiene’.
… …
El
buen manejo de la lengua refleja un cierto grado de cultura, pero hablar o
escribir mal no es exclusivo de ignorantes, todos podemos en ocasiones
equivocarnos, pero el error aparece en todos los niveles de la sociedad e
incluso en profesionales, personas en cargos de jerarquía, y lo vemos hasta
dentro del periodismo.
Tal
vez las nuevas generaciones han adoptado características pretendidamente
modernas en la manera de hablar y escribir, quitando importancia a lo que si la
tiene, y el idioma ha entrado en una decadencia similar a la que la misma
sociedad sufre, perdiendo vocabulario y fluidez, donde influyen el snobismo de
algunos y sin duda la pérdida del interés y costumbre de leer de otros muchos.
Es
claro que el idioma evoluciona y su enseñanza y aprendizaje acompañan y se
adecuan en cada época, pero el uso errático de tildes y comas, -que sin duda hacen la diferencia entre dos puntos de vista-, el empobrecimiento
notorio que sufre actualmente la lengua es mucho más que lo que las modas y las
nuevas formas de comunicarse justificarían.
“Sentiremos
mejor lo que sentimos, pensaremos mejor lo que pensamos, cuanto más profunda y
delicadamente conozcamos sus fuerzas, sus primores, sus infinitas aptitudes
para expresarnos. […] La lengua no sirve
solamente al hombre para expresar alguna cosa, sino también para expresarse a
si mismo.”
Pedro
Salinas – escritor español (1891-1951); Defensa del Lenguaje
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