Federico Moccia - escritor italiano contemporáneo
El ser humano necesita -para desarrollarse en plenitud, con salud física y mental- sentirse amado, contenido, considerado, incluído y desde que nacemos, primero recibiendo y luego dando, vivimos en ese intercambio donde sentimientos y emociones son los que hacen al entretejido de una sociedad sana.
Todos nos ocupamos por el bienestar de aquellos a quienes amamos, y tratamos de ofrecer lo mejor, -aunque siempre existen excepciones- y la familia en la que crecemos, el entorno y el contexto que nos rodea, va moldeando, sobre lo que genéticamente traemos, nuestro carácter, nuestra forma de ser y hacer, marcando de alguna manera, nuestro desenvolvimiento en la vida adulta.
Es así que existen situaciones donde apelando al amor se aceptan relaciones, -familiares o de pareja-, en las que una de las partes está supeditada a las exigencias, arbitrariedades y hasta abusos de la otra parte. Quien usa el maltrato -sin cuestionamientos- se siente con derecho a hacerlo y quien lo sufre cree merecerlo, en una relación enferma para la que es difícil encontrar salida.
El miedo a la soledad, la dependencia económica, la incertidumbre del futuro, la rutina y comodidad en que estamos instalados y sobre todo la baja autoestima, -patrones de conducta incorporados muchas veces en la niñez-, son determinantes para que existan situaciones de tal índole, que menoscaban la dignidad que como seres humanos debemos tener, permitiendo el destrato, el desinterés, y el abandono.
Quien así vive, pierde las ilusiones propias, relega sus intereses personales, se aleja de los proyectos ue alguna vez tuvo, se va aislando de la realidad, tratando de agradar a la otra parte, entrando en un círculo vicioso del que no será posible distanciarse mientras no se tenga claro que todos merecemos respeto, consideración y amor y somos nosotros mismos quienes debemos darnos el lugar adecuado en la familia, la pareja y la sociedad.
Aceptar y reconocer el problema es el primer paso para tratar de salir de él. valorarnos y salir de la zona de comodidad y/o resignación en que nos hemos ido quedando, es una buena forma de hacernos cargo de nuestra vida, cuando nos damos cuenta que el amor que creíamos tener en realidad es sólo una costumbre, en la que nos quedamos por mucho tiempo sin pensar, o peor aún una dependencia a la que nos atamos sin darnos cuenta, y que -como toda las dependencias- termina destruyendo nuestra voluntad.
Amar es dejar crecer, es intercambiar ideas, es proyectar juntos, es alegrarse por los logros y hacer por la felicidad del otro, es permitir que el otro respire su propio aire, sin presiones de ningún tipo, es acompañar amando y dejando ser con libertad.
"El hombre nace libre, responsable y sin excusas."
Jean Paul Sartre - Filósofo y escritor francés (1905-1980)
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