"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

domingo, 17 de agosto de 2014

Los hijos - un microrrelato de Eduardo Galeano

"Lo que se le dé a los niños, los niños darán a la sociedad." 
Karl A. Menninger - psiquiatra estadounidense (1893-1990)

Ser padres es sinónimo de afán de proteger, de preservar la pureza e inocencia del niño, es saber que van a ocurrir cosas en la vida de lo hijos -esos hijos que siempre sentiremos niños- deseando evitarles los tragos amargos que les toque enfrentar, queriendo estar cerca para apoyarlos, que crezcan del mejor modo posible y hasta sufrir por ellos. 
En el cuento "Los hijos" de Eduardo Galeano en forma breve y sencilla quedan plasmadas muchas de las cosas que están implícitas en la vida.
Un microrrelato hermoso y tierno.
Los hijos
Hace once años, en Montevideo, yo estaba esperando a Florencia en la puerta de la casa. Ella era muy chica; caminaba como un osito. Yo la veía poco. Me quedaba en el diario hasta cualquier hora y por las mañanas trabajaba en la Universidad. Poco sabía de ella. La besaba dormida, a veces le llevaba chocolatines o juguetes.

La madre no estaba aquella tarde, y yo esperaba en la puerta de la casa el ómnibus que traía a Florencia de la jardinería.
Llegó muy triste. No hablaba. En el ascensor hacía pucheros. Después dejó que la leche se enfriara en el tazón. Miraba el piso.

La senté en mis rodillas y le pedí que me contara. Ella negó con la cabeza. La acaricié, la besé en la frente. Se le escapó alguna lágrima. Con el pañuelo le sequé la cara y la soné. Entonces volví a pedirle:
- Andá, decime.

Me contó que su mejor amiga le había dicho que no la quería.
Lloramos juntos, no sé cuánto tiempo, abrazados los dos, ahí en la silla.

Yo sentía las lastimaduras que Florencia iba a sufrir a lo largo de los años y hubiera querido que Dios existiera y no fuera sordo, para poder rogarle que me diera todo el dolor que le tenía reservado.
... ...

No podemos vivir la vida de los demás por ellos, queremos proteger a los niños de los momentos difíciles, pero lo único que podemos hacer es enseñarles a superarlos lo mejor posible, a resistir los momentos oscuros y enseñarles a ver en la oscuridad.

Habrá momentos en los que el dolor sea inevitable, tal vez hasta sea necesario. porque los individuos maduramos y crecemos a partir de las crisis.
Lo que si podremos hacer es disfrutar de ésta lectura estupenda, con la que tenemos la posibilidad de reflexionar. 

Imagen: foto Gabriel Tudosescu 
"Educar a un niño es esencialmente enseñarle a prescindir de nosotros."
Peter L. Berge -
teólogo luterano y sociólogo estadounidense contemporáneo
 

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