Soñar y
hacerlo en grande es un estilo de vida, es fácil, sólo hay que tener objetivos
claros, establecer un plan, comprometerse, actuar, llevar a cabo y allí estarán
las posibilidades de alcanzar el éxito.
Aquí les
dejo un cuento extraído del libro “Aplícate el cuento” de Jaume Soler y
Mercè Conangla.
Una
pequeña oruga caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se
hallaba un saltamontes.
-¿Hacía
dónde te diriges?- le preguntó sin dejar de caminar.
La oruga
respondió:- Anoche tuve un sueño. Soñé que desde la cima de la gran montaña yo
miraba todo el valle. Me gustó lo que soñé y he decidido realizarlo.
Sorprendido
el saltamontes le dijo a la oruga mientras se alejaba: -¡Tú estás loca! ¿Acaso
crees que podrás llegar allí? Tú eres una simple oruga, para ti una piedra ya
es una montaña y un charco, un mar; cualquier tronco, una muralla
infranqueable.
Pero la
oruga ya se había alejado lentamente y continuaba su marcha sin parar.
De
pronto, la oruga oyó la voz de un escarabajo: -¿Hacía dónde vas oruga, tan
decidida?
Sudando,
la oruga le dijo jadeante: - Tuve un sueño que me gustó tanto que decidí
realizarlo. Voy a subir a esa montaña y desde la cima contemplaré todo nuestro
mundo.
El
escarabajo no pudo aguantarse la risa, soltó una carcajada y le dijo: -Ni yo,
con patas grandes, intentaría realizar algo tan ambicioso.
Y se
quedó en el suelo, tumbado de la risa, mientras la oruga continuaba su camino,
avanzando centímetro a centímetro.
De la
misma forma que había encontrado al saltamontes y al escarabajo, la oruga se
topó en su camino con la araña, el topo, la rana y la flor. Todos le
aconsejaron desistir de su empeño: -¡No lo lograrás jamás! Estás perdiendo el
tiempo. Sería mejor que te resignaras a ser una oruga. ¡Eres demasiado ambiciosa!
Pero
dentro de la oruga había un fuerte impulso que la hacía seguir. Cansada cada
vez más, agotada y sin fuerzas, hubo un momento en que se sintió morir y
decidió parar a descansar y construir, con su último esfuerzo, un lugar donde
pasar la noche.
-¿Estaré
mejor mañana? – fue lo último que la oruga dijo, y murió.
Todos los
animales del valle fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del
pueblo. Había construido como tumba un monumento a la insensatez: ahí estaba un
duro refugio, digno de alguien que murió por querer realizar un sueño
irrealizable.
Una
mañana en la que el sol brillaba de manera especial, todos los animales se
congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para
los atrevidos. De pronto, quedaron atónitos. Aquella concha dura comenzó a
quebrarse y, con asombro, vieron unos ojos y unas antenas que no podían ser los
de la oruga que creían muerta.
Una bella
mariposa voló hacia la cima de la montaña y admiró todo el valle.
... ...
Debemos convertir los sueños en metas, con determinación,
paciencia y perseverancia, de cada uno depende dar el primer paso, si no lo intentamos nunca comenzaremos
el viaje. Tal vez nos equivoquemos, tal vez debamos retroceder, pero lo
realmente importante es iniciar el proceso que nos transforme.
"Dad al hombre salud y metas a alcanzar y no se detendrá a pensar sobre si es o no feliz."
George Bernard Shaw - escritor irlandés, Nobel de literatura 1925 (1856-1950)
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