"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

miércoles, 25 de marzo de 2015

"Perder el alma" - Galeano y una forma de conocer más de nuestra América

"Es increíble la fuerza que el alma puede infundir al cuerpo."
Wilhelm von Humboldt - erudito y hombre de estado alemán (1767-1835)

A través de relatos América Latina refuerza su identidad cultural rica y heterogénea. Eduardo Galeano a través de su triogía "Memoria del Fuego" y a partir del reconocimiento de su histórica condición colonial demuestra la capacidad de los latinoamericanos de construir identidad.

El que sigue es un claro ejemplo de ello y pertenece a Memoria del Fuego II,  las Caras y las Máscaras.

Si se te pierde el alma en un descuido

¿Qué hace esa india Huichola que ésta por parir? Ella recuerda. Recuerda intensamente la noche de amor de donde viene el niño que va a nacer. Piensa en eso con toda la fuerza de su memoria y su alegría. Así el cuerpo se abre, feliz de la felicidad que tuvo, y entonces nace el buen huichol, que será digno de aquel goce que lo hizo.

Un buen huichol cuida su alma, su alumbrosa fuerza de vida, pero bien se sabe que el alma es más pequeña que una hormiga y más suave que un susurro, una cosa de nada, un airecito, y en cualquier descuido se puede perder.

Un muchacho tropieza y rueda sierra abajo y el alma se desprende y cae en la rodada, atada como estaba nomás que por hilo de seda de araña. Entonces el joven huichol se aturde, se enferma. Balbuceando llama al guardián de los cantos sagrados, el sacerdote hechicero.

¿Qué busca ese viejo indio escarbando la sierra? Recorre el rastro por donde el enfermo anduvo. Sube, muy en silencio, por entre las rocas filosas, explorando los ramajes, hoja por hoja, y bajo las piedritas. ¿Dónde se cayó la vida? ¿Dónde quedó asustada? Marcha lento y con los oídos muy abiertos, porque las almas perdidas lloran y a veces silban como brisa.

Cuando encuentra el alma errante, el sacerdote hechicero la levanta en la punta de una pluma, la envuelve en un minúsculo copo de algodón y dentro de una cañita hueca la lleva de vuelta a su dueño, que no morirá.
... ...

El narrador, en tercera persona, organiza el relato atravesando, tiempo, espacio y sucesos, en una relación afectiva, moral e intelectual con su propia historia, resultando en un contador 'incapaz de distancia'.

Apoyado en documentos, crónicas y testimonios, el escritor -no historiador-, llega a la celebración de la supervivencia de las diferencias, una visión de la identidad a partir de la diversidad, de las voces silenciadas-negadas históricamente, que como el mismo dice sirve “al rescate de la memoria secuestrada de... América Latina”. 


"En la medida que el ámbito indígena se difunde y colora a los otros grupos y realidades; en la medida que se proyecta sobre ellos, la diversidad de sangres, cultura e intereses adquiere el frescor rudo de una esperanza inédita, y la sabiduría absorta de quien empieza a reconocer su fortaleza."
José María Arguedas - escritor, poeta, traductor, profesor, antropólogo y etnólogo peruano (1911-1969)
 

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