"Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más." - Proverbio hindú
La vida desde que nacemos y durante toda la vida es un continuo aprendizaje, sin embargo muchas veces -sin darnos cuenta-, caemos en la actitud arrogante y necia de creer que sabemos todo, que no necesitamos que nos aconsejen ni nos den indicaciones de que y como debemos actuar, y no percibimos que de esa forma lo único que hacemos es ponernos límites que nos estancan no permitiéndonos crecer.
La red ofrece múltiples textos, algunos -como el que les comparto-, que aparece en el libro 'La culpa es de la vaca' de Jaime Lopera y María Inés Bernal, una recopilación de fábulas parábolas y anécdotas de diverso origen, se llama 'Tanto para aprender', de autor desconocido, una guía que es bueno repasar para refrescar lo que aún sabido, con facilidad se nos olvida.
Aprendí que la mayoría de
las cosas por las que me preocupo nunca suceden.
Aprendí que cada
logro alguna vez fue considerado imposible.
Aprendí que nada de
valor se obtiene sin esfuerzo.
Aprendí que la
expectativa es con frecuencia mejor que el suceso en sí.
Aprendí que aun
cuando tengo molestias, no necesito ser una molestia.
Aprendí que nunca hay
que dormirse sin resolver una discusión pendiente.
Aprendí que no
debemos mirar atrás, excepto para aprender.
Aprendí que cuando
alguien aclara que se trata de principios y no de dinero, por lo general se
trata de dinero.
Aprendí que hay que
luchar por las cosas en las que creemos.
Aprendí que las
personas son tan felices como deciden serlo.
Aprendí que la mejor
y más rápida manera de apreciar a otras personas es tratar de hacer su trabajo.
Aprendí que los días
pueden ser largos, pero la vida es corta.
Aprendí que si tu
vida está libre de fracasos, es porque no has arriesgado lo suficiente.
Aprendí que es bueno
estar satisfecho con lo que tenemos, pero nunca con lo que somos.
Aprendí que podemos
ganar un centavo en forma deshonesta, pero que más tarde este nos costará una
fortuna.
Aprendí que debo
ganar el dinero antes de gastarlo.
Aprendí que debemos
apreciar a nuestros hijos por lo que son y no por lo que deseamos que sean.
Aprendí que el odio
es como el ácido: destruye el recipiente que lo contiene.
Aprendí que planear
una venganza sólo permite que las personas que nos hirieron lo hagan por más tiempo.
Aprendí que las
personas tienen tanta prisa por lograr una “buena vida” que con frecuencia la
vida pasa a su lado y no la ven.
Aprendí a no dejar de
mirar hacia el futuro; que todavía hay muchos buenos libros para leer, puestas
de sol que ver, amigos que visitar, gente a quien amar y viejos perros con
quienes pasear.
Aprendí que todavía tengo mucho
que aprender.
... ...
Simple, directo, sencillo, pero no por ello menos importante, un
interesante y no menor recordatorio de lo que es beneficioso para nuestra vida,
y que no significa permitir que los demás interfieran o nos controlen, sino
nutrirnos del conocimiento y la experiencia propia y la de quienes nos rodean,
apropiándonos de la sabiduría que el intercambio proporciona. Tal vez es buena
idea releerlo de vez en cuando y reafirmarnos en la idea de que la vida es
aprender a cada paso que damos.
"Aprender es como remar contra corriente, en cuanto se deja, se retrocede."
Edward Benjamín Britten - compositor británico (1913-1976)
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