Henry Van Dyke - clérigo presbiteriano, profesor de literatura y escritor estadounidense (1852-1933)
En tiempos de inseguridad vivimos y todos sabemos de robos y violencia de que son víctimas amigos, conocidos o nosotros mismos. Tambien sabemos que se pierden cosas que tienen un valor material, económico o sentimental, que muchas veces no podremos reponer, y nos sentimos violentados en nuestra privacidad y hasta en la propia integridad física.
Privilegiemos aquello que nos de felicidad de una forma diferente, aprendamos a apreciar las cosas simples, valoremos la amistad, disfrutemos las bellezas de la naturaleza, podemos ganar y perder, pero las pérdidas podremos relativizarlas y a pesar .de ellas seremos capaces de poder seguir adelante, sintiendo que lo que perdimos no fue lo más importante que tenemos.
Ryokan (1758-1831), -nombre que significa “Inmensa Bondad”-, fue un monje budista japonés y uno de los poetas más amados de Oriente. La sencillez y la naturalidad caracterizan su vida y su obra.
Daigu Ryokan (Ryokan el Gran Tonto) fue su nombre literario, escribió haikú, tanka, poesía tradicional y kanshi (poemas chinos) y según Alan W. Watts, sacerdote anglicano, escritor y filósofo británico, (1915-1973), fue el San Francisco de Asís japonés.
Daigu Ryokan (Ryokan el Gran Tonto) fue su nombre literario, escribió haikú, tanka, poesía tradicional y kanshi (poemas chinos) y según Alan W. Watts, sacerdote anglicano, escritor y filósofo británico, (1915-1973), fue el San Francisco de Asís japonés.
Vivió en una ermita solitaria, practicando la mendicidad, dedicado a la práctica del Zen y a la poesía, pese a lo cual, no escapó a que, -en algún momento- le robaran sus humildes pertenencias, hecho que él percibió, viendo como el ladrón escapaba en la oscuridad.
Sin embargo al ver la luna magnifica a través de su humilde ventana, escribió este brevísimo poema:
“Al ladrón se le olvidó la luna en la ventana.”
No se trata de restar importancia a un mal momento que debamos enfrentar, tampoco de resignarnos a la posición de víctimas sufridas, sino de encontrar la felicidad interior -que dificilmente nos podrán robar-, en otros lugares, poder ver un amanecer o la puesta del sol, escuchar la risa de un niño, sentir el calor de sol o la brisa fresca en la cara, tener alimentos y un lugar donde vivir, y por encima de todo estar vivos.
Sin pretender minimizar el tema, tratemos de descontracturar situaciones, poniéndolas en el lugar adecuado, dándoles la relevancia, que cada uno entienda merezcan tener, pero recordemos que no nos podrán robar, ... la luna que está en nuestra ventana.
Imagen : Jorge Ario - Flick
"Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias."
John Locke - filósofo y médico inglés (1632-1704)
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