'La mejor manera de hacer que tu cónyuge e hijos se sientan seguros no es con grandes depósitos en la cuenta bancaria, sino con pequeños depósitos de atención y afecto en la cuenta del amor.' - Zig Ziglar - escritor estadounidense (1926-2912)
Nacida en Nitzkydorf, Rumanía en agosto de 1953, cuando su país estaba sufriendo una dictadura, Herta Müller novelista, poeta y ensayista, destacada por sus relatos -muchos de ellos autobriográficos- escribió sobre temas como la hipocresía y la violencia, por los que fue perseguida, acosada, denunciada, encarcelada y en razón de ello tomó la decisión de emigrar a Alemania a donde llegó con su entonces esposo el tambien escritor R Wagner y con su madre en 1987 asentándose en Berlín.
Estudió Literatura Rumana y Alemana en la Universidad del Oeste de Timisoara, trabajó como traductora y profesora de idioma, se desempeñó como profesora invitada en varias universidades, y residente en la de Berlín.
El relato que quiero compartir es el comienzo y el final, (un pequeño fragmento) del discurso que H. Muller pronunció cuando recibió el Nobel
¿Tienes un pañuelo? Me preguntaba mi madre cada mañana en el portón de mi casa, antes que saliera a la calle. Yo no lo tenía y entonces regresaba a mi cuarto y sacaba un pañuelo. No lo tenía el pañuelo cada mañana, ya que cada mañana esperaba esa pregunta. El pañuelo era la prueba de que mi madre me protegía por la mañana. Durante el resto del día y los demás que haceres cotidianos quedaron a merced de mí misma. La pregunta «¿Tienes un pañuelo?» era un afecto indirecto. Uno directo hubiera sido molestoso, cosa que no existía entre los campesinos. El amor se disfrazaba de pregunta. Solamente de esa manera podía ser expresado, así seco y determinante como una orden de trabajo. Esa voz áspera de mi madre enaltecía la ternura. Cada mañana estaba yo en el portón de mi casa, una vez sin pañuelo y una segunda vez con el pañuelo. Sólo así salía a la calle, como si en el pañuelo estuviera mi madre protegiéndome.
[ ... ] Me parece que los objetos no conocen su material, que los gestos no conocen sus sentimientos y las palabras tampoco conocen la boca que las enuncia. Pero para asegurarnos nuestra propia existencia necesitamos los objetos, los gestos y las palabras. Cuanto más palabras nos es permitido usar, tanto más libres somos. Cuando se nos prohíbe la boca, intentamos afirmarnos con gestos e incluso con objetos. Son más difíciles de interpretar y permanecen un tiempo libres de sospecha. Y así pueden ayudarnos a convertir la humillación en una dignidad que permanece libre de sospecha por un tiempo.
Me gustaría poder decir una frase para todos aquellos que, en las dictaduras, todos los días, hasta hoy, son despojados de su dignidad, aunque sea una frase con la palabra pañuelo, aunque sea la pregunta: ¿Tenéis un pañuelo?
Puede ser que, desde siempre, la pregunta por el pañuelo no se refiera en absoluto al pañuelo, sino a la extrema soledad del ser humano.
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Sus trabajos, ensayos, libros realizados desde su crítica posición frente a la situación en la Rumanía de esos años oscuros del dictador N. Ceaușescu, reflejan la opresión que se vivía y sus consecuencias en las personas, así como la situación de los exiliados como ella misma.
Integra la Academia alemana de Lengua y Literatura. En el año 2009 fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura, manteniéndose activa hasta la actualidad.
'El amor es la fuente de la seguridad, la fuente de la vida.' - Susan Polis Schutz - poeta y productora de películas estadounidenses contemporáneas