“La
prosperidad de la que todos disfrutamos no proviene de la democracia, que es un
concepto reciente, sino del laicismo. La separación de poderes entre Iglesia y
Estado, así como el gran crecimiento de la ciencia, fuente de la prosperidad
que hoy poseemos, proviene de ahí.”
Peter
Watson - Historiador e intelectual británico contemporáneo
Laicidad y laicismo, dos términos que son usados por muchos sin tener claro lo que cada uno de ellos significa, manipulados por otros conscientes del desconocimiento cabal de los primeros cuando del tema se habla, controvertidos y merecedores de profundo y cuidadoso análisis que no pretendemos hacer aquí, sino sólo clarificar ideas..
Un
estado laico se
fundamenta en la distinción entre los planos de lo secular y de lo religioso, debiendo
existir un mutuo respeto a la autonomía de cada parte, es ante todo un principio de concordia de todos los seres humanos, fundado sobre lo que los une, y no sobre lo que los separa, apelando a dispositivos jurídicos de la separación del Estado y las distintas instituciones religiosas, agnósticas o ateas, contando como condición principal con la neutralidad del
Estado con respecto a las diferentes opciones de conciencia particulares.
Los Papas Juan Pablo II en 2005 y Benedicto XVI en 2006 señalaron el primero que 'la ideología laicista en las diferentes sociedades -tal como ha ido deviniendo en los tiempos actuales-, lleva gradualmente, de forma más o menos consciente, a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública, volviendo incompatible el laicismo con la libertad religiosa', y es un gran error caer en el convencimiento de convertir al Estado en la única razón.
El segundo de ellos dijo 'hoy la laicidad se entiende por lo común como exclusión de la religión de los diversos ámbitos de la sociedad y su confín en el ámbito de la conciencia individual. En la base de esta concepción hasy una visión a-religiosa de la vida, del pensamiento, de la moral, es decir, una visión en la que no hay lugar para Dios, para un Misterio que trascienda la pura razón, para una ley moral de valor absoluto, vigente en todo tiempo y en toda situación. Solamente dándose cuenta de ésto se puede medir el peso de los problemas que entraña un término como laicidad, que parece haberse convertido en el emblema fundamental de la postmodernidad, en especial de la democracia moderna'.
Claramente laicidad no es sinónimo de laicismo. La
laicidad del estado no debe equivaler a hostilidad o indiferencia contra la
religión o contra la Iglesia cualquiera sea, - mientras no esté en contraposición con el orden moral y no sea peligrosa para el orden público. Mas bien dicha laicidad debería ser compatible con la cooperación con todas las confesiones dentro de los principios de libertad religiosa y neutralidad del Estado garantizando el libre ejercicio de las actividades de culto -espirituales, culturales, educativas y caritativas- de su comunidad.
La base radica en que
ejercer la religión es un derecho constitucional, beneficioso para la sociedad,
frente al cual el estado no puede adherir, sino mantenerse neutral ante
cualquier corriente de pensamiento sin que esa neutralidad signifique
desconocer, ignorar, rechazar o estar en contra.
La laicidad es un concepto que defiende el respeto por la pluralidad ideológica, así como la igualdad de
derechos y bien ejercida resulta inclusiva, mientras que el laicismo sólo
muestra hostilidad, inhibe la libertad de conciencia, llegando a la
intolerancia.
imagen: Scabeater/ pinterest
"Los gobiernos civiles no deben tener religión, porque siendo su deber proteger la libertad que los gobernados tienen de practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían fielmente ese deber si fueran sectarios de alguna."
Benito Juárez García - abogado y político mexicano de origen indígena varias veces presidente de su país (1806-1872)
"Los gobiernos civiles no deben tener religión, porque siendo su deber proteger la libertad que los gobernados tienen de practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían fielmente ese deber si fueran sectarios de alguna."
Benito Juárez García - abogado y político mexicano de origen indígena varias veces presidente de su país (1806-1872)
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