"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )
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martes, 14 de diciembre de 2021

Problemas - una peculiar manera de lidiar con ellos

‘La vida se encoge o se expande en proporción al coraje que uno tenga.’ - Anaïs Nin - escritora francesa (1903-1977)

Quien en el cotidiano vivir no tiene problemas de algún tipo que lo mantengan ocupado intentando resolverlos y de no lograrlo nos enojamos sintiéndonos disgustados y estresados. Es inevitable que aparezcan, algunos serán de mucha importancia y otros no tanto, unos ocurrirán en casa y otros en el ambiente de estudio o trabajo, lo cierto es que cuando nos agobian demasiado terminamos sin poder desprendernos de ellos y en algún momento comenzaremos a llevarlos –sin darnos cuenta- de un sitio a otro, y aunque no es saludable hacerlo terminamos descargando el mal humor y la irritación en quienes no tienen que ver directamente con lo que ocasionó nuestro malestar e incomodidad, estropeando de esa manera el tiempo compartido que deberíamos privilegiar y dedicar a disfrutar.

He leído por ahí una breve narración de autor anónimo, que sirve a modo de ejemplo para visualizar lo que nos pasa y sugerir alternativas para enfocarnos en la solución a cada situación de conflicto que se nos presente en el lugar y ámbito adecuado, y aquí la comparto, se llama: 'El árbol de los problemas'

El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se estropeo y lo hizo perder una hora de trabajo y luego su antiguo camión se negó a arrancar.

Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación.

Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.

Posteriormente me acompañó hasta mi automóvil. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que le había visto hacer un rato antes.

“Oh, ese es mi árbol de problemas”, contestó. Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a mi casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego por la mañana los recojo otra vez.

Lo divertido es, añadió sonriendo, que cuando salgo por la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.

… …

Siempre se puede decidir cómo, de qué manera, manejarnos frente a cada situación  que nos sucede o a las circunstancias que debemos resolver. En nosotros está la potestad ante cada situación de hacerlo bien, más o menos o mal y en nosotros está dejarnos llevar por las preocupaciones y problemas o buscar la manera de resguardar y proteger nuestro propio bienestar y el de quienes con nosotros están y sobre todo cuando hablamos del espacio compartido en familia, donde debemos priorizar el valor y la calidad de ese tiempo dedicado y el descanso físico y mental que necesitamos.

Cómo lo estamos haciendo?, … no olvidemos que el estar permanentemente pendiente de los problema termina siendo un problema en sí mismo, nos cansa y nos hace perder objetividad. Tal vez deberíamos tener nuestro propio árbol donde colgar los problemas y dificultades que acarreamos y de las que nadie es ajeno?. Claro que eso no los hará desaparecer, pero cuando menos nos dará el necesario respiro para volver a tratar con ellos un dia después y tal vez nos permita mirarlos desde una nueva perspectiva para encontrar la solución que buscamos … un tema para reflexionar.

‘A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres cotidianas’. - Liliana Bodoc seudónimo de Liliana Chiavetta /"Amigos por el viento",escritora y poeta argentina (1958-2018)


miércoles, 20 de abril de 2016

Problema o solución - ... de que lado estamos?

"La batalla de la vida no siempre la gana la persona más fuerte o la más ligera, porque tarde o temprano, la persona que gana es aquella que cree poder hacerlo."
Rudyard Kipling - escritor y poeta británico (1865-1936)

Cuántas veces nos quejamos sin hacer nada para encontrar una solución al problema del que nos quejamos?, iniciativas que no compartimos sin aportar alternativas, decisiones que no nos conforman a las que no buscamos otra salida, quedándonos exclusivamente en esa zona en la que la queja que no nos conduce a nada es la única manifestación, esperando que las soluciones sean aportadas por otros.

Hay personas con una mayor capacidad de iniciativa y otras que parecen no sentirse parte del grupo al que pertenecen, en cuyo caso sin darse cuenta están propiciando –al no aportar nada beneficioso-, convirtiéndose finalmente en parte del problema y no de la solución.


Ejemplo de esto es cuando en lo cotidiano frente a decisiones políticas que no compartimos hablamos y nos lamentamos pero en la oportunidad de poder decidir o votar por algo diferente no lo hacemos, igual sucede cuando discrepamos con alguna situación pero no hacemos nada por cambiarla y sólo miramos hacia el costado.

Muchas veces hablamos de la soledad y hasta marginación social que enfrentan los adultos mayores y sólo nos quedamos en el planteamiento pero no colaboramos para un cambio. Si bien es cierto que la vejez llega a veces acompañada de enfermedades que invalidan, otras veces puede permitir que se mantenga una actividad fructífera, de forma autónoma y una vida feliz.

Todos en algún momento hemos conocido proyectos de interrelación entre adultos mayores y personas jóvenes o niños y los beneficios de que así suceda, unos aportan su conocimiento y experiencia, los otros, manos ávidas y mentes abiertas a aprender, logrando juntos lo que la sociedad no consigue, tender puentes entre mundos separados.

Basta como ejemplo acercarnos a la cotidianidad de abuelos y nietos en una relación de beneficio mutuo. La vejez es, probablemente, la etapa de la vida sobre la que se habla con menos franqueza sin embargo se han realizado experiencias de relacionarlos con niños en situaciones de vulnerabilidad donde la soledad es el punto de unión y el resultado ha sido enriquecedor. 


Si aplicamos éstos criterios tal vez lograríamos hacer que lo que en un primer golpe de vista vemos como un problema, -soledad, aislamiento, ausencia de afecto, contención-, pueda modificarse, apelando a los recursos y capacidades que tenemos, dando el primer paso para ser parte de una solución que cambie las expectativas de vida para ambas partes.
Como en cualquier aspecto de la vida de nosotros depende decidir de que lado vamos estar si desde la crítica y la inacción o desde la iniciativa y la solución, -y para eso no cuenta la edad-, sólo hay que elegir si queremos ser parte del problema o de la solución.
Abandonemos la crítica destructiva y la indiferencia, recuperando la ilusión y la fé en el ser humano mejorando nuestra vida, sintiéndonos útiles, mejorando nuestra autoestima trasmitiendo valores, dando oportunidades a quienes no las tienen. Nos animamos a dar el paso?. 
"En un momento de decisión lo mejor que puedes hacer es hacer lo que tienes que hacer. Lo peor que puedes hacer es no hacer nada."
Theodore Roosevelt - historiador, naturalista, 26 Presidente de los Estados Unidos de América (1858-1919)

domingo, 5 de enero de 2014

Preocupaciones, un mal hábito - Vivir día a día.

"La catástrofe que tanto te preocupa, a menudo resulta ser menos horrible en la realidad, de lo que fue en tu imaginación."
Dr. Wayne Dyer - escritor estadounidense contemporáneo
 
Cuando consideramos la preocupación como muestra de nuestra responsabilidad, o forma de evitar grandes dificultades o peligros. y creemos que es la única manera de resolver nuestros problemas, -anticipándonos a ellos- se convierte en un hábito totalmente inconducente.

Sin embargo si no actuamos y sólo nos quedamos en la preocupación, estamos siendo irresponsables con nosotros mismos, evadimos enfrentar una situación y ello se convierte en una pérdida de tiempo que termina dominando nuestra vida, cansándonos, estresándonos y hasta haciéndonos enfermar.

La preocupación está ligada a nuestros pensamientos, hacerlo por lo que pasó o pudo haber pasado es inútil, podemos aprender de lo sucedido, podemos decidir qué queremos pensar, pero no podemos hacer un desgaste de energía que nos provoque angustia por los problemas del pasado que ya murió o los posibles del futuro que aún no ha llegado.

Stephen Leacock escribió: “¡qué extraño es nuestro breve paso por la vida! El niño dice: cuando sea grande. El chico grande dice: cuando sea mayor. El mayor dice: cuando me case. El casado: cuando me retire. Cuando llega el retiro, se vuelve la vista hacia el camino viajado, parece correr por él un viento frío. Hay algo que no se ha logrado y que desaparece. La vida, según lo aprendemos demasiado tarde, está en vivir, en el tejido de cada día y cada hora.”

El futuro lo cuidamos meditando, proyectando, preparando, con entusiasmo, inteligencia y esfuerzo, pero no preocupándonos. 

En ocasiones no es fácil salir de las preocupaciones, tratemos en esos momentos de hacer lo que podamos para resolver el problema que tengamos y aceptemos que sólo tenemos el poder de hacer lo que esté a nuestro alcance, pues los resultados no siempre están en nuestras manos. 

Puede ayudar el pensar en algo agradable que hayamos vivido, y tener presente todas las cosas positivas que nos rodean por pequeñas que sean.

Distraerse con familia, amigos, lectura, música, deportes o cualquier otro entretenimiento que nos resulte agradable, practicar meditación, yoga, o buscar con quien compartir el tema y tener una perspectiva más objetiva son alternativas que seguramente nos sacarán de los pensamientos negativos.

Las preocupaciones nos llenan de impotencia y pueden empujarnos a adicciones del tipo que sean, intentando un escape que no aparecerá.

Aprendamos a cultivar -sin ansiedad- el hábito de vivir el día a día, como en todas las cosas, ... de nosotros y nuestras decisiones depende..

Imagen: Vladimir Fedotko

"Hoy es el mañana por el que te preocupabas ayer." 
Dale Carnegie - Empresario y escritor estadounidense (1888-1955)