‘La vida se encoge o se expande en proporción al coraje que uno tenga.’ - Anaïs Nin - escritora francesa (1903-1977)
Quien en el cotidiano vivir no tiene problemas de algún tipo que lo mantengan ocupado intentando resolverlos y de no lograrlo nos enojamos sintiéndonos disgustados y estresados. Es inevitable que aparezcan, algunos serán de mucha importancia y otros no tanto, unos ocurrirán en casa y otros en el ambiente de estudio o trabajo, lo cierto es que cuando nos agobian demasiado terminamos sin poder desprendernos de ellos y en algún momento comenzaremos a llevarlos –sin darnos cuenta- de un sitio a otro, y aunque no es saludable hacerlo terminamos descargando el mal humor y la irritación en quienes no tienen que ver directamente con lo que ocasionó nuestro malestar e incomodidad, estropeando de esa manera el tiempo compartido que deberíamos privilegiar y dedicar a disfrutar.
He leído por ahí una breve narración de autor anónimo, que sirve a modo de ejemplo para visualizar lo que nos pasa y sugerir alternativas para enfocarnos en la solución a cada situación de conflicto que se nos presente en el lugar y ámbito adecuado, y aquí la comparto, se llama: 'El árbol de los problemas'
El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se estropeo y lo hizo perder una hora de trabajo y luego su antiguo camión se negó a arrancar.
Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.
Posteriormente me acompañó hasta mi automóvil. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que le había visto hacer un rato antes.
“Oh, ese es mi árbol de problemas”, contestó. Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a mi casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego por la mañana los recojo otra vez.
Lo divertido es, añadió sonriendo, que cuando salgo por la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.
… …
Siempre se puede decidir cómo, de qué manera, manejarnos frente a cada situación que nos sucede o a las circunstancias que debemos resolver. En nosotros está la potestad ante cada situación de hacerlo bien, más o menos o mal y en nosotros está dejarnos llevar por las preocupaciones y problemas o buscar la manera de resguardar y proteger nuestro propio bienestar y el de quienes con nosotros están y sobre todo cuando hablamos del espacio compartido en familia, donde debemos priorizar el valor y la calidad de ese tiempo dedicado y el descanso físico y mental que necesitamos.
Cómo lo estamos haciendo?, … no olvidemos que el estar permanentemente pendiente de los problema termina siendo un problema en sí mismo, nos cansa y nos hace perder objetividad. Tal vez deberíamos tener nuestro propio árbol donde colgar los problemas y dificultades que acarreamos y de las que nadie es ajeno?. Claro que eso no los hará desaparecer, pero cuando menos nos dará el necesario respiro para volver a tratar con ellos un dia después y tal vez nos permita mirarlos desde una nueva perspectiva para encontrar la solución que buscamos … un tema para reflexionar.
‘A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres cotidianas’. - Liliana Bodoc seudónimo de Liliana Chiavetta /"Amigos por el viento",escritora y poeta argentina (1958-2018)
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