“La
inconstancia y la impaciencia destruyen los más elevados propósitos.”
Confucio
– pensador chino (551-479 a.)
La sociedad y las urgencias que impone
vivir en el mundo actual nos hacen querer las cosas ya, somos impacientes,
muchas veces intolerantes, nos desagrada tener que esperar, sufrimos de ‘inmediatez’
y perdemos de vista que todo llega en el momento adecuado, ni antes ni después,
aunque nos gane la desesperación.
En ese afán perdemos de vista el
disfrutar de lo que si tenemos, corremos, nos estresamos, nos frustramos y
ponemos en juego la salud y en pos de perseguir aquello que ansiamos muchas
veces equivocándonos, desperdiciamos ‘vivir’ y experimentar el camino por el
que transitamos.
Nos llenamos de ansiedad y la
impaciencia se instala en nuestra cotidianidad sin que tomemos conciencia de
que finalmente las consecuencias de nuestra actitud sólo acarrearán perjuicios
e insatisfacción.
Debemos aprender a esperar con el
convencimiento de que las cosas tienen su tiempo y se concretarán cuando sea
oportuno que sucedan y si así no resulta, es que ese no es el momento para que
sucedan.
Muchas veces pasado el tiempo si miramos
atrás nos daremos cuenta que aquello que nos causó malestar y disgusto por no
lograrlo fue mejor que así sucediera, y no se trata de resignar o posponer
simplemente es no dejarnos ganar por la impaciencia e insatisfacción que nos
consume energía sin provecho alguno.
“La
misma esperanza deja de ser felicidad cuando va acompañada de la impaciencia.”
John Ruskin
- escritor, crítico de arte, sociólogo,artista y reformador social (1819-1900)
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