'Los valores morales se pierden sepultados por los económicos.” – José Luis López Aranguren - filósofo y ensayista español (1909-1996)
El mundo y la sociedad nos imponen un
ritmo para vivir que muchas veces no es el nuestro, nos urgen, nos empujan, y
en esa carrera vamos perdiendo de vista que la escala de valores y las
prioridades que alguna vez nos fijamos como metas van cambiando de lugar sin
casi apercibirnos de ello. Por suerte a veces llegamos a un punto de inflexión
como consecuencia de algún suceso que nos toca de cerca y nos hace
cuestionarnos ese modo de vivir y hacer que no es el que inicialmente nos
habíamos propuesto.
He releído varias veces el libro ‘Las
enseñanzas de Don Juan’, el primero de los cuadernos que escribió entre 1968 y
1993 el antropólogo y escritor peruano Carlos Castaneda, trabajo donde se
mezcla fantasía, antropología y psicología, resultando en obra de valor si se
toman en cuenta conceptos irrebatibles sobre, el miedo, la vejez y la muerte entre otros. En uno de sus pasajes hace
referencia a la muerte como parámetro para medir nuestras actitudes
cuestionándonos la validez de esas cosas que perseguimos y por las cuales nos
angustiamos cuando en realidad son carentes de peso, fundamento y valor.
Comparto a continuación un breve trozo para reflexionar:
'Cuando estés impaciente, lo que debes
hacer es pedir consejo a tu muerte. ¡Una inmensa cantidad de naderías
desaparece con tal de que tu muerte te haga una señal o con tal de que alcances
a ver su destello o con tal de que simplemente tengas la sensación de que tu
compañera está allí, vigilándote!
¡La muerte es una consejera sabia que
tenemos! ¡Tienes que pedir consejo a tu muerte y dejar la maldita mezquindad de
los hombres que llevan sus vidas como si la muerte nunca los fuera a tocar!
¡Si no te acuerdas de tu muerte, tu vida
entera no será sino un caos personal!'.
... ...
Corremos, discutimos y nos afanamos por
cosas sin importancia dándoles un lugar preponderante, perdiendo de vista hacia
donde vamos. Sin dudas la muerte, -que es el término normal de la vida-, es la
certeza más absoluta que tenemos, todos vamos llegar a ella sin que podamos
evitarlo, aunque tratemos de ignorarlo, o nos atemorice, olvidando que la
muerte implica vida, como decía Unamuno "el olvido de la muerte es la
deserción de la vida misma", un tema que merece profundas reflexiones
filosóficas y religiosas, pero que preferimos obviar y que planteado como lo
dice Castaneda en su texto es -por su importancia- la vara con la que podemos
dimensionar y valorar otras situaciones que la vida nos plantea, haciéndonos
reaccionar y darnos cuenta que debemos cambiar la actitud tratando de ser
respetuosos, tolerantes, empáticos, frente a quienes nos rodean priorizando lo
realmente importante.
No es sencillo, pero hay que intentarlo,
tal vez como el mismo autor dice hay que seguir el ‘camino del corazón’ para
ver con claridad el camino y a pesar de la controvertida y cuestionada imagen
de Castaneda y su obra, debemos concordar que en lo referido a la muerte como
referencia para valorar lo que significa ‘vivir’, es válido.
‘Los valores en los que hoy en día la
humanidad sintetiza sus más altos deseos son valores de decadencia.’ - Friedrich
Nietzsche - poeta, músico y filólogo alemán (1844-1900)
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