Salvador Dalí - pintor español (1904-1989)
Cometer errores es parte de la condición humana, no somos perfectos, somos perfectibles, podemos entender la perfección como se ve desde las sagradas escrituras, -un camino de santidad, una condición divina a la que el hombre puede tratar de acercarse a través de la fé-, o como se entiende en la vida cotidiana lograr lo mejor en aquello que emprendamos, lo que hace de la perfección un concepto subjetivo y dinámico.
Sin duda, dependiendo de la relación de cercanía y los sentimientos que nos animen, muchas veces exigiremos perfección en los demás o seremos benévolos al momento de hacer una evaluación de sus actitudes y acciones, ahora cuando se trata de medirnos a nosotros mismos, como lo hacemos?.
Del latín “perfectĭonis”, y del griego "téleios", la palabra significa haber llegado a la máxima aspiración de perfección, no poseer defectos, faltas ni errores y llegado a ese estadio intentar mejorar eso es absolutamente innecesario e inútil.
Pero, … podemos ser perfectos?. Sin duda la naturaleza es lo más cercano a la perfección, Para el ser humano -en el transcurso de la vida- lograrlo es casi una utopía, un deseo de ser mejor, más íntegros y completos, y eso es un largo camino a recorrer, un destino al que aspiramos llegar, un desafío de mejorar nuestros defectos sin dejar de ser nosotros mismos.
No nos preocupemos, ocupémonos sí de mejorar, superarnos y crecer como personas corrigiendo los errores que nos conocemos, en un trabajo continuo y perseverante en el que nos enfrentaremos a lo indeseable, a lo que escondemos hasta de nosotros, a lo mezquino y para eso tendremos que estar dispuestos.
Tratemos de alcanzar la excelencia, sin desalientos, sintiéndonos inspirados por lo que vamos consiguiendo, en libertad de ser con aciertos y errores, con flexibilidad y madurez.
Imagen: Sara Riches
Imagen: Sara Riches
Henry Miller - Escritor norteamericano (1891-1980)
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