"Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”
Khalil Gibran -
poeta, pintor, novelista y ensayista libanés ( 1883 - 1931 )

lunes, 15 de marzo de 2021

Viajar: una materia suspendida? - ... o una forma diferente de mirar y sentir la cercania

“Lo que la luz es para los ojos, lo que el aire es para los pulmones, lo que el amor es para el corazón, la libertad es para el alma del hombre.”- Robert Green Ingersoll – abogado, líder político y orador estadounidense (1833-1899)

Todos sabemos que viajar es un evento al que no siempre podemos acceder, por dificultades para encontrar los tiempos libres en que hacerlo, por compromisos adquiridos familiares, laborales o de estudio que no lo permiten, o escasez económica que nos limita la posibilidad de concretarlo. 

Sin embargo todos coincidimos que viajar nos hace más felices, abre nuestra mente, nos permite flexibilizar conductas, aflojar el estrés de la vida cotidiana, alejarnos de las rutinas diarias, y tal vez por ello todos ansiamos –sobre todo cuando las responsabilidades de la vida nos agobian- con escapar a nuevas experiencias, nuevos lugares, que nos liberen y enriquezcan al mismo tiempo.

En los tiempos que corren además de las limitaciones que ya mencionamos se suma la dificultad que supone la pandemia de la Covit-19 que limita la movilización de las personas por motivos sanitarios.

Pero no debemos olvidar que pueden existir otras maneras de viajar y que no consideramos realmente en su justa medida. Dicen que ‘todos los viajes son lindos, incluso los que hagas por las calles de tu barrio, y que el encanto dependerá de tu estado del alma’.

Seguramente descubrir los lugares próximos a donde vivimos y a los que habitualmente no prestamos atención, tambien podríamos considerarlo como viajar si decidimos hacerlo involucrándonos en el recorrido, conociendo orígenes, descubriendo historia, desmenuzando anécdotas, escuchando los latidos de cada lugar y saboreando lo que nos cuenta. 


Peatonal Bacacay

Palacio Taranco

Palacio Taranco

Capilla Hospital Maciel

Capilla Hospital Maciel

Peatonal Sarandí

Plaza Zabala

Calle Cerrito y Banco República

Plaza matriz y Catedral Metropolitana

Cabildo de Montevideo

Edificio de Aduana Puerto de Montevideo

Rambla de Montevideo Malecón

La Ciudad Vieja que alberga el casco histórico de la ciudad de Montevideo, -donde vivo- permite recorrer tramos y curiosidades de la historia. Quien no se asombra al llegar al Hospital Maciel y encontrar la Capilla que aún mantiene en una de las columnas de su fachada una bala de cañón que según se dice data de la época de la invasión inglesa en los inicios del 1800, una bellísima construcción con un altar de estilo barroco, y pilas de agua bendita que llaman la atención, que lamentablemente no está actualmente abierta al público, por el estado de avanzado deterioro que presenta. Y uno piensa, ... cuantas almas, con familiares enfermos en el hospital, habrán implorado allí por su recuperación.

A poca distancia llegamos a la hermosa Plaza Zabala que mantiene su estilo europeo muy cuidada con frondosos árboles, el monumento central de Bruno Mauricio de Zabala fundador de la ciudad, con el constante bullicio de personas que pasan o se sientan en sus bancos y niños que juegan, un verdadero pulmón que respira, haciéndola sentir viva. 

Cruzando la calle enfrentamos el poco conocido 'Palacio Taranco', una joyita arquitectónica de estilo francés, construído a principios del 1900 por la familia del mismo nombre, comprado por el estado en 1943, convertido actualmente en Museo de Artes Decorativas, y que supo albergar en algún momento visitantes ilustres como el Principe de Gales futuro Eduardo VIII quien abdicara al trono de Inglaterra, escribiendo una de las historias de amor más conocidas de todos los tiempos, así como luego fue testigo en 1979 de la firma del Acta de Montevideo entre Chile y Argentina por el conflicto del Canal de Beagle que tuviera la mediación del Papa Juan Pablo II, presente allí en ese momento.

Tambien vamos a encontrar la Catedral Metropolitana frente a la Plaza Matriz y enfrentada por el otro lado de la misma plaza por el Cabildo de Montevideo, donde historias, anécdotas, curiosidades y mucho más podemos encontrar para pensar, cuestionar, investigar y conocer como palpitaba y latía la ciudad en sus inicios y las vida de sus gentes. Sin olvidarnos del Puerto de Montevideo, motor importante de la vida económica, así como el gusto de recorrer callecitas que sólo tienen el mérito de permitirnos disfrutar nuestra identidad encontrando las influencias que como sociedad hemos recibido y no olvidemos la hermosa rambla que bordea ese 'Mar Dulce' de los españoles en su descubrimiento, el 'Paraná Guazú' de los indígenas, el 'río grande como mar', donde Montevideo se recuesta, el omnipresente 'Río de la Plata', extendiéndose por quilómetros, frente al cual podemos sentirnos libres.

Cada viaje trae consigo sus propias sorpresas: un desafío, una desviación súbita, un descubrimiento y tal vez incluso, el reconocer en los recuerdos asociados, emociones nuevas que mejoran nuestro estado de ánimo. En resumen no existe una única forma de viajar y siempre será un enriquecedor aprendizaje que hay que considerar.

He decidido hacer la experiencia recorriendo algunas calles de mi barrio, cada lugar tiene sus peculiaridades, sus encantos particulares, y en él vibran las historias de su gente, todos pueden animarse, hacer lo mismo descubriendo y haciendo propio su espacio cercano, y todo lo que atesora, encontrando, sorprendiéndose y disfrutando experiencias como las que podría conseguir viajando más lejos.

Estoy convencida que esta nueva manera de intentarlo, 'con tapabocas, distanciamiento social y sin valijas', con el alma dispuesta, más cercana a las historias y vivencias, es una buena forma de saber más, conocer el entorno, ponernos en la piel de aquellos que nos antecedieron y allí sufrieron, lucharon, rieron, conociéndonos a nosotros mismos, ... en suma un aprender a mirar y tambien vivir.

“No hay hombre más completo que aquel que ha viajado mucho, que ha cambiado veinte veces de forma de pensar y de vivir.” - Alphonse de Lamartine – escritor y político francés (1790-1869)


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