"Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, tambien he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio."
M. Gandhi - bogado, político y pensador indio (1869-1948)
Vivimos en un tiempo y un mundo donde la sociedad
cada vez más nos muestra la intolerancia hacia situaciones que si miramos
detalladamente no justifican una respuesta agresiva ni desmedida. Muchos hablan
al respecto, pero nadie asume la responsabilidad que puede caberle, y tal vez
sea el momento de empezar por casa, por nosotros mismos.
De la escritora Melody Beattie, de su libro ‘El
lenguaje del adiós’, quiero compartir un texto para reflexionar sobre el tema.
Tolerancia
Practica
la tolerancia.
Toleramos
nuestros arranques, nuestros sentimientos, nuestras reacciones, nuestras
peculiaridades, nuestra humanidad.
Toleramos
nuestros altibajos, nuestra resistencia al cambio, nuestra naturaleza
batalladora y a veces difícil.
Toleramos nuestros miedos, nuestros errores, nuestra tendencia natural a escondernos de los problemas y del dolor.
Toleramos nuestra vacilación a acercarnos a la gente, a mostrarnos, ser vulnerables.
Toleramos nuestra necesidad de sentirnos a veces superiores, avergonzados y compartir ocasionalmente el amor como iguales.
Toleramos la forma como progresamos, unos cuantos pasos adelante y dos para atrás.
Toleramos nuestro deseo instintivo de controlar y cómo renuentemente aprendemos a practicar el desapego.
Toleramos la forma como decimos que queremos amor, y luego a veces hacemos que se alejen los demás.
Toleramos nuestra tendencia a volvernos obsesivos, a olvidarnos de confiar en Dios y, ocasionalmente, a quedarnos atorados. Hay algunas cosas que no toleramos. No toleramos conductas abusivas o destructivas en contra de los demás o de nosotros mismos. Practiquemos una sana, amorosa tolerancia hacia nosotros mismos, dijo un hombre.
Cuando lo hagamos, aprenderemos a tolerar a los demás. Luego, vayamos un paso más allá. Aprendamos que toda la humanidad que estamos tolerando es lo que nos hace bellos a nosotros y a los demás.
Hoy seré tolerante conmigo mismo. A partir de ello, aprenderé a ser adecuadamente tolerante con los demás.
Toleramos nuestros miedos, nuestros errores, nuestra tendencia natural a escondernos de los problemas y del dolor.
Toleramos nuestra vacilación a acercarnos a la gente, a mostrarnos, ser vulnerables.
Toleramos nuestra necesidad de sentirnos a veces superiores, avergonzados y compartir ocasionalmente el amor como iguales.
Toleramos la forma como progresamos, unos cuantos pasos adelante y dos para atrás.
Toleramos nuestro deseo instintivo de controlar y cómo renuentemente aprendemos a practicar el desapego.
Toleramos la forma como decimos que queremos amor, y luego a veces hacemos que se alejen los demás.
Toleramos nuestra tendencia a volvernos obsesivos, a olvidarnos de confiar en Dios y, ocasionalmente, a quedarnos atorados. Hay algunas cosas que no toleramos. No toleramos conductas abusivas o destructivas en contra de los demás o de nosotros mismos. Practiquemos una sana, amorosa tolerancia hacia nosotros mismos, dijo un hombre.
Cuando lo hagamos, aprenderemos a tolerar a los demás. Luego, vayamos un paso más allá. Aprendamos que toda la humanidad que estamos tolerando es lo que nos hace bellos a nosotros y a los demás.
Hoy seré tolerante conmigo mismo. A partir de ello, aprenderé a ser adecuadamente tolerante con los demás.
… …
La tolerancia es un valor básico, y tal vez esta práctica parezca poco efectiva, pero si
probamos estaremos poniendo nuestro humilde aporte a la causa por una sociedad
mejor, comenzando por mejorar nuestra vida.
“Se flexible
como un junco, no tieso como un ciprés.”
El Talmud –
texto principal del judaísmo
Siempre es un placer leerte
ResponderBorrarUn saludo.