"El hombre que no elige el bien supremo al que su naturaleza le inclina, sino que se prefiere a si mismo por encima de todo y de todos, ni se perfecciona como persona ni logra ser feliz." - Tomás Melendo, Gabriel Martí - Elogio a la afectividad
Quien puede decir que no conoce alguna persona que se caracteriza por presumir de lo que es o posee, cuyas conversaciones tienen su egocentrismo como tema permanente, que intentan sobresalir de cualquier manera, cuando en realidad no destacan por nada en particular demostrando una actitud egoísta donde la voz de los demás no cuenta ni importa.
Dicen que nadie está más vacío que aquél que sólo está lleno de si mismo y sólo habla de si mismo, de sus títulos, sus vacaciones, sus viajes, su casa, -lo cual no sería malo si dejara espacio para escuchar a los otros-, ... pero eso no sucede, y de eso trata el viejo relato de autor desconocido, que les dejo y que a modo de metáfora nos habla de 'La carreta vacía'.
Alejandra caminaba con su padre cuando éste, de
repente, se detuvo en una curva del camino. Después de un breve silencio le
preguntó:
– Además del cantar de los pájaros, ¿qué oyes
Alejandra?
La niña paró, aguzando sus oídos. Después de unos
segundos respondió:
– Papá, estoy oyendo el ruido de una carreta que se
acerca.
– Muy bien – respondió su padre -. Tienes razón, se
está acercando una carreta vacía.
Alejandra, asombrada, preguntó a su padre:
– ¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la
has visto?
Entonces el padre respondió:
– Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía,
por el ruido que hace. Cuanto más vacía está la carreta, mayor ruido hace.
Alejandra se convirtió en adulta y, siempre que veía
una persona interrumpiendo una conversación y hablando demasiado de sí misma,
de forma inoportuna o violenta, o presumiendo de lo que poseía, tenía la
impresión de oír la voz de su padre diciendo:
– Cuanto más vacía está la carreta, mayor es el ruido
que hace.
… …
Todos sabemos que cuando un carro va cargado su marcha es
esforzada y silenciosa por el peso que lleva y por el contrario vacío va
ligero, rápido, haciendo sonar sus ruedas y todo aquello que tiene flojo.
Nada más simple que la satisfacción de lo que se es o se
tiene y natural el deseo de compartirlo, pero cuando esa satisfacción nos
vuelve vanidosos, sordos a los comentarios de quienes nos rodean o lo que es
peor muchas veces es sólo el deseo de aparentar en una suerte de protagonismo
exagerado, y lo que debería ser una conversación se convierte en un monólogo
donde sólo se escuchar el bla, bla, bla y el sin sentido de aquél que quiere
menospreciar a los demás ahí es donde lo que escuchamos es … la falta de
humildad que termina llevando al aislamiento, y ... el ruido de 'la carreta vacía'.
"Una manera laboriosa de no ser nada es serlo todo; de no querer todo; de no querer nada es quererlo todo."
Henri Fréderic Amiel - filósofo suizo (1821-1881)
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