“La tortuga puede hablar más del camino que la liebre.” - Gibrán Jalil Gibrán - poeta, pintor, novelista y ensayista libanés (1883-1931)
Generalmente acostumbramos a pensar en el ocio como ese tiempo en que no se hace nada productivo, momentos de haraganería o pereza, donde tenemos la sensación de estar desperdiciando la vida y miramos de mala manera a quienes hacen uso de él, o por el contrario el tiempo dedicado a vacacionar y ‘hacer turismo’, como cosa esencial. Nos convencemos de que si nos apuramos ahorraremos tiempo y nos obligamos a llenar ese espacio-tiempo con múltiples actividades ninguna de las cuales hacemos realmente bien cayendo en una vida donde el vacío y la carencia se establecen.
Sin embargo ese espacio dedicado al ocio es mucho más que simple holgazanería, en concepto del filósofo alemán Joseph Pieper es el "espacio en el que el hombre se encuentra consigo mismo, cuando asiente a su auténtico ser.”, y allí su importancia en un mundo urgido y sin paciencia que nos impone el ritmo a seguir, y en el debemos encontrar nuestro lugar.
El periodista británico-canadiense Carl Honoré en su libro ‘Elogio de la lentitud’ dice: “Lo que denuncio no es la rapidez en si misma, sino que vivimos siempre en el carril rápido y hemos creado una cultura de la prisa donde buscamos hacer cada vez más cosas con cada vez menos tiempo, que hemos generado una especie de Dictadura Social que no deja espacio para la pausa, para el silencio, para todas esas cosas que parecen poco productivas. Un mundo tan impaciente y tan frenético que hasta la lentitud la queremos en el acto.”
Caminar la vida lentamente es estar abierto a lo imprevisto, a la sorpresa. Los tiempos actuales nos obligan y exigen llevar el ritmo apresurado que la sociedad impone, pero no podremos hablar de lo que había en el camino, porque no tuvimos tiempo para verlo ni disfrutarlo.
El ocio unido la lentitud abren espacios para disfrutar en la naturaleza, para momentos de reflexión, para la contemplación del mundo y la elaboración de proyectos, para reconocernos a nosotros mismos, para liberar el estrés y para la indispensable recreación. Es demasiado corta la vida para perderla con apuros sobreviviendo sin disfrutar el camino.
Sabemos que tal vez la exagerada lentitud pueda parecer utópico en éste nuestro siglo XXI, donde la necesidades para vivir obligan y se imponen, cuando resulta difícil caminar a un ritmo diferente en la multitud que nos rodea y nos desdibuja, pero encontrar un sano equilibrio sería lo adecuado. Sin duda un tema para reflexionar, mientras aún estamos a tiempo.
imagen: Pinterest
‘La velocidad es la forma de éxtasis que la revolución técnica ha brindado al hombre.’ – Milan Kundera - escritor, novelista, dramaturgo, ensayista y poeta checo contemporáneo
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