“Hay dos
miradas: la mirada del cuerpo puede olvidar a veces, pero la del alma recuerda
siempre.”
Alejandro Dumas - novelista y dramaturgo francés (1802-1870)
Quien en algún momento de su vida no ha
escuchado sobre la existencia de las almas gemelas, una idea con un tinte
romántico, inspiradora, que tal vez lleva a soñar, pero es una realidad o tal
vez sólo un mito como aquello del ‘príncipe azul’?.
Sin embargo y seguramente dependiendo de
la sensibilidad, espiritualidad, momento de la vida y estado de ánimo casi
todos nos inclinamos a creer positivamente en su existencia e incluso con
esperanza desear encontrarla.
Las condiciones son esa afinidad
especial con la que nos sentimos identificados, una química única, la compañía
en quien apoyarnos compatible con nuestra sensibilidad, pensamientos y anhelos,
alguien con quien hablar pero aún entenderse sin hacerlo.
Quiero aquí compartir un pequeñísimo
fragmento del libro ‘Comer, rezar, amar’ de la escritora estadounidense
Elizabeth Gilbert, de tipo autobiográfico, escrito en el año 2006 en un período
especialmente difícil de su vida.
“La
gente cree que un alma gemela es la persona con la que encajas perfectamente,
que es lo que quiere todo el mundo. Pero un alma gemela auténtica es un espejo,
es la persona que te saca todo lo que tienes reprimido, que te hace volver la
mirada hacia dentro para que puedas cambiar tu vida. Una verdadera alma gemela
es, seguramente, la persona más importante que vayas a conocer en tu vida,
porque te tira abajo todos los muros y te despierta de un portazo. Pero, ¿vivir
con un alma gemela para siempre? Ni hablar. Se vive demasiado mal. Un alma
gemela llega a tu vida para quitarte un velo de los ojos y se marcha.”
Un texto breve pero interesante para
reflexionar, desprendernos de esa imagen ideal del alma gemela para toda la
vida que nos acompañará siempre a la que nos aferramos y que puede suceder,
pero entendiendo que así como cada uno evoluciona en las diferentes etapas de
su vida, tal vez el alma gemela puede acompañar algún período de nuestra vida,
aquél en que lo necesitemos y en otros momentos no ser así, o tal vez aparezca
otra alma gemela que se complemente mejor en ese momento diferente que
transitamos.
La idea forma parte de diferentes
tradiciones y la encontramos en leyendas bonitas, algunos lo creerán de una
forma emocional por aquello del destino, otros más racionalmente tal vez apelen
a creer en las energías que se atraen y complementan, y habrá quienes descreídamente sólo sigan su vida en solitario.
Para aquellos que lo acepten y así lo
sientan hallar un alma gemela es un momento milagroso y mágico que cuando nos
toca hay que saber reconocer.
Imagen: lienzo BadassArtwork
“… Esa peculiar correspondencia de las
vocaciones, de las simpatías, de los gustos, de los aprendizajes, de las
emociones ata a dos personas y les asigna un mismo destino.”
Sándor Márai – novelista, dramaturgo y periodista
húngaro (1900-1989) ‘El último encuentro’
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