El ceibo
es un árbol americano indígena, que crece en distintos tipos de suelos,
el nombre
científico es Erythrina Cristagalli; tiene que ver con el color de sus flores y
su parecido con la cresta de un gallo. Sus hojas,
verdes por la cara superior y grises por el envés, terminan en punta, con
nervadura central, por su cara inferior, presentan una especie de uña o aguijón
que puede llegar a lastimar y el fruto de unos quince centímetros de largo,
tiene semillas ovoides, pero.lo más llamativo del ceibo son sus flores, rojas y
brillantes, que tienen cinco pétalos y aparecen formando grandes racimos.
Uruguay y Argentina
han elegido la flor del ceibo como su flor nacional y varias leyendas y poemas
se han dedicado a ésta bella flor, les dejo dos para conocer.
Cuenta
una leyenda que esta flor es el alma de la Reina India Anahí, la más fea de una
tribu indomable que habitaba en las orillas del Río Paraná. Anahí tenía una dulce voz, quizás la más bella oída
jamás en aquellos parajes, además era rebelde como los de su raza y amante de
la libertad como los pájaros del bosque.
Un
día fue tomada prisionera, pero valiente y decidida, dio muerte al centinela
que la vigilaba. En ese mismo momento, quedó
sellado su destino para siempre: condenada a morir en la hoguera, la noche
siguiente, su cuerpo fue atado a un árbol de la selva, bajo y de anchas hojas.
Lentamente, Anahí fue envuelta por las
llamas. Los que asistían al suplicio, comprobaron con asombro que el cuerpo de
la reina india tomaba una extraña forma, y poco a poco se convertía en un árbol
esbelto, coronado de flores rojas. Al
amanecer, en un claro del bosque, resplandecía el ceibo en flor.
… …
La otra es un bellísimo poema del
escritor uruguayo Fernán Silva Valdez (1887-1975).
La leyenda
de la flor de ceibo
Me lo dijo un indio viejo y medio brujo
que se santiguaba y adoraba al sol:
los ceibos del tiempo en que yo era niño
no lucían flores rojas como hoy.
Pero una mañana sucedió el milagro
-es algo tan bello que cuesta creer-:
con la aurora vimos al ceibal de grana,
cual si por dos lados fuera a amanecer;
y era que la moza más linda del pago,
esperando al novio, toda la velada,
por entretenerse, se había pasado
la hoja de un ceibo por entre los labios.
Entonces los ceibos, como por encanto,
se fueron tiñendo de rojo color...
Tal lo que me dijo aquel indio viejo
que se santiguaba y adoraba al sol.
... ... que se santiguaba y adoraba al sol:
los ceibos del tiempo en que yo era niño
no lucían flores rojas como hoy.
Pero una mañana sucedió el milagro
-es algo tan bello que cuesta creer-:
con la aurora vimos al ceibal de grana,
cual si por dos lados fuera a amanecer;
y era que la moza más linda del pago,
esperando al novio, toda la velada,
por entretenerse, se había pasado
la hoja de un ceibo por entre los labios.
Entonces los ceibos, como por encanto,
se fueron tiñendo de rojo color...
Tal lo que me dijo aquel indio viejo
que se santiguaba y adoraba al sol.
Dos textos de excepción para conocer de nuestras historias americanas y de un bello árbol, corpulento, bajo, espinoso que reconocemos como símbolo desde las épocas escolares y nos caracteriza, además de permitirnos un acercamiento a la poesía nativista de ambiente regional, localista, actualmente algo olvidada.
Hoy tuve un sueño, hermoso en como me sentía mientras lo soñaba. Soñé con un ceibo rojo que comenzaba a brotar y florecer con una fuerza inmensa. Yo sentía esa fuerza. Podía ver como aumentaba su tamaño y se hamacaba. Buscando un significado a mi sueño, me encontré tu blog. Me has llevado a mi rol de mamá y de aprender (de memoria) junto a mi hijo la leyenda. Las vueltas de la vida
ResponderBorrarInvito a ver y escuchar interpretación de Elena Alonso Sánchez (en arpa con letra sobreimpresa) de la pieza musical "Ceibo", letra de Jorge Padula Perkins y música de Alfredo Figueras. https://youtu.be/Rhw_uckMg1M
ResponderBorrarGracias por tu sugerencia, un hermoso aporte que complementa este posteo, de hace ya mucho tiempo atrás. Lo escuché y lo disfruté mucho. Gracias tambien por visitar el blog y el tiempo dedicado. Saludos cordiales.
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